Aunque parece que no ha tenido el éxito esperado el proyecto Jacquard que Google había desarrollado con Levi’s para disponer de ropa vaquera inteligente, durante este año hemos visto telas inteligentes para librarnos del calor y, como no, para evitar el COVID19.

El acercamiento de los científicos de la universidad alemana de Saarland va en la línea de conseguir integrar dispositivos “wearables” en la propia estruuctura molecular de los tejidos electrosensibles, los llamados e-textiles. Aquí muestran cómo estos textiles especiales pueden ser producidos de una manera comparativamente fácil, abriendo así nuevos casos de uso.

El objetivo de sus investigaciones es integrar las funcionalidades interactivas directamente en las fibras de los textiles, en lugar de limitarse a fijar los componentes electrónicos en ellos.

Los enfoques anteriores para la producción de estos textiles son complicados e influyen en la háptica del material. El nuevo método permite convertir los textiles y las prendas de vestir en e-textiles, sin afectar a sus propiedades originales: siguen siendo finos, estirables y flexibles. Esto crea nuevas opciones para la experimentación rápida y versátil con nuevas formas de e-textiles y su integración en dispositivos informáticos.

En el proceso de polimerización “in-situ” que están utilizando las propiedades eléctricas se “tiñen” en el textil: un tejido se somete a una reacción de polimerización en un baño de agua que lo hace eléctricamente conductor y sensible a la presión y al estiramiento, lo que le confiere las llamadas propiedades piezoresistivas. Al “teñir” sólo ciertas áreas de un textil o polimerizar hilos individuales, se pueden producir e-textiles personalizados.

En sus pruebas, los investigadores han producido guantes que pueden captar digitalmente los movimientos de la mano, una cremallera que transmite diferentes corrientes eléctricas según el grado de apertura, y cintas deportivas que actúan como interfaces de usuario que se adhieren al cuerpo.

Además, otros materiales distintos a los textiles pueden ser tratados con el proceso. Audrey Briot, una artista de París, ha creado un vestido de noche con plumas sensibles al tacto que generan sonidos a través de un ordenador cuando se tocan. Ella polimerizó las plumas usando el método de los científicos informáticos de Saarbrücken. El vestido fue nominado para el Premio STARTS de la Comisión Europea.

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