Hace unos días os descubríamos que se podía “hackear” un ordenador escuchando simplemente el ruido que hacía su ventilador y como nuestro amigo Scooter lo había resuelto comprando solo ordenadores “fanless”, evidentemente.

Lo que no tenemos tan claro es el tipo de PC para salvarse de ser “hackeado” a través de la fuente de alimentación convirtiéndola en una especie de “altavoz” de sonidos no perceptibles para el oído humano pero sí para micrófonos de, por ejemplo, un teléfono.

Mediante le técnica POWER-SUPPLaY, desarrollada también en Universidad de Ben-Gurion en Israel, se manipula la frecuencia de potencia de la energía de dentro de una fuente de alimentación, para que pueden generar unas ondas acústicas lo suficientemente variadas como para enviar un mensaje.

El malware, que requiere de infectar el computador primero, puede modular la información binaria que recopila y enviarla en forma de ondas de audio. A partir de ahí un dispositivo cercano como por ejemplo un smartphone recoge las ondas y descifra el mensaje.

Hay desventajas a tener en cuenta, como por ejemplo el hecho de que se requiere de un dispositivo cercano que «escuche» a la fuente de alimentación, como mucho a 6 metros. Tampoco es un método muy rápido ya que la velocidad varía entre 0 y 40 bits por segundo en distancias de un metro y entre 0 y 10 bits por segundo en distancias de más de dos metros.