Probablemente recordaréis que el pasado mes de febrero os anunciábamos el lanzamiento por parte de Google de su «nuevo» chromeOS FLEX, la versión ligera del chromeOS que viene con sus ChromeBook.

Con ello Google quiere hacerse con los usuarios que tienen por ahí ordenadores «viejos» que ya no soportan Windows 11 (e incluso Windows 10) y que en teoría podrían funcionar sin problemas con FLEX.

Otra ventaja del uso de esta opción frente a la (más recomendable) de instalación de un (otro) Linux ligero es la facilidad de instalación así como de uso ya que este chromeOS Flex es tan solo un «navegador» Chrome que todo el mundo usa.

Antes de entrar en detalles y pasar a la instalación y resultados de nuestras pruebas, seguro que Alifatico recordará una charla que tuvimos hace años en el último SIMO al que asistimos. Aunque ya en aquél momento, hasta Microsoft, hablaba de la navegación en la nube a través de «terminales tontos» los Pericos seguíamos prefiriendo disponer de mucha capacidad de almacenamiento de NAS locales. Cada vez está más clara la dependencia que todos tenemos de Internet y es tan imprescindible como la luz eléctrica pero resulta muy duro pensar que todo esté por ahí pero no podamos disponer de una copia en un momento dado.

Si el almacenamiento en la nube se entiende por temas de coste, personalmente me cuesta pensar en que también estemos tan esclavizados por Google, en este caso, para poder hacer cualquier cosa relacionada con la informática… y con sus herramientas que solo él controla.

Una cosa es para un uso en un momento dado que no tengas a mano un PC y tengas que ir, en cualquier caso a la «nube» para bajar la información y otra usar en tu trabajo (o estudio) diario un ordenador que necesita para todo estar conectado a Internet…

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