Un reciente estudio del MIT Media Lab revela que el uso continuado de ChatGPT para escribir ensayos conlleva una reducción medida y progresiva en la actividad cerebral. Mediante electroencefalogramas (EEG) registrados en 54 adultos durante cuatro meses, se han identificado conexiones neuronales más débiles y un bajo reclutamiento de las redes alfa y beta en quienes abusaron del modelo, en comparación con quienes recurrieron solo a Google o escribieron sin ayuda. Estos resultados, respaldados por datos cuantitativos, se suman a investigaciones previas sobre déficits en la capacidad de cita, dependencia psicológica o deterioro del pensamiento crítico. El artículo examina con detalle las implicaciones técnicas de estos hallazgos y reflexiona sobre el posible efecto en la cognición a largo plazo.
Contexto y diseño del experimento
Un equipo del MIT Media Lab reclutó a 54 adultos de entre 18 y 39 años y los dividió en tres grupos: uso de ChatGPT, uso de Google, y sin asistencia. Durante tres meses, cada participante redactó un ensayo mensual mientras estaba conectado a un EEG de 64 canales, registrando la actividad cerebral en tiempo real. En el cuarto mes, algunos cambiaron de grupo por rotación cruzada. El objetivo: comparar la conectividad neural, las redes alfa y beta, y métricas lingüísticas y conductuales entre los distintos grupos.
Resultados técnicos: datos cuantificados
El grupo assistido por ChatGPT mostró una reducción progresiva en la conectividad funcional: la fuerza media de conectividad global bajó un 15 % en redes alfa/beta desde el primer al tercer ensayo .
Comparativamente, quienes usaron Google mantuvieron una conectividad solo un 5 % inferior que el grupo “solo cerebro”, que mantuvo un reclutamiento constante de redes alfa y beta.
A nivel conductual, el grupo asistido con ChatGPT fue “consistentemente inferior en niveles neuronales, lingüísticos y de comportamiento”
Estas cifras revelan una correlación entre el uso de IA y una disminución detectable en la actividad cerebral eléctrica y el esfuerzo cognitivo.
Comparativa con estudios precedentes
La investigación se suma a trabajos anteriores:
Un estudio conjunto de Carnegie Mellon y Microsoft indicaba que el uso intensivo de chatbots atrofia capacidades de razonamiento crítico.
El mismo MIT identificó en usuarios frecuentes “síntomas de adicción” a ChatGPT y efectos de abstinencia al interrumpir su uso .
Informes extendidos —como The Guardian y Wall Street Journal— han documentado pérdida de habilidades cognitivas en algunos profesionales tras un uso prolongado .
En conjunto, los datos apuntan a que el uso automatizado de la inteligencia artificial puede inducir lo que algunos denominan una reducción funcional del esfuerzo mental.
El producto en el punto de mira: ChatGPT y el EEG
El protagonista es ChatGPT, un modelo de lenguaje basado en arquitecturas GPT‑4 (OpenAI), que genera texto natural a partir de entradas escritas. En el estudio del MIT se usó para redactar ensayos: su eficacia estilística es alta, pero los resultados cerebrales son inquietantes.
Técnicamente, el uso de ChatGPT reduce la necesidad de generar activación frontal izquierda—responsable del procesamiento lingüístico y semántico—disminuyendo en torno a un 10 μV en señales EEG respecto al grupo que escribía sin ayuda. En términos prácticos, esto equivale a una menor descarga eléctrica en redes relacionadas con planificación, memoria de trabajo y autoedición. Si bien la herramienta acelera la redacción, compromete la práctica efectiva del pensamiento autónomo. En resumen: ChatGPT puede optimizar tiempos y estilo, pero a costa de un reclutamiento neural reducido y una consolidación cognitiva más débil.
Reflexiones adicionales
El estudio plantea varias preguntas de fondo:
¿Somos capaces de encontrar un equilibrio evolutivo entre productividad inmediata y salud mental/inteligencia duradera?
¿Qué papel juegan los estilos de uso? Por ejemplo, empezar con IA vs. dominar la escritura manual primero. Algunos datos (LinkedIn) sugieren que comenzar con escritura tradicional y luego integrar IA mejora la respuesta neural, mientras que hacerlo al revés genera una «deuda cognitiva» persistente .
El aprendizaje híbrido (fase manual previa + IA posterior) podría mitigar los efectos adversos observados en conectividad y desempeño.
Son necesarios más estudios que midan ¿cuánto tiempo de uso continuado es seguro? ¿Es reversible el efecto tras una «dieta de IA»?
Políticas educativas y recomendaciones de uso responsable deberían considerar estos hallazgos: limitar el uso indiscriminado y fomentar que ChatGPT sea una herramienta de apoyo, no un sustituto del esfuerzo mental.
Principales referencias en inglés
Noor Al‑Sibai. “Researchers Scanned the Brains of ChatGPT Users and Found Something Deeply Alarming.” Futurism, 20 Jun 2025. URL: https://futurism.com/neoscope/brain-eeg-chatgpt
Tamara Lechner. “We are still learning what AI use does to brains.” LinkedIn, 17 Jun 2025. URL: https://www.linkedin.com/posts/tamaralechner_your-brain-on-chatgpt-activity-7340856209576534017-MFlZ
Yaxi Luo et al. “Clinical Value of ChatGPT for Epilepsy Presurgical Decision‑Making…”, Journal of Medical Internet Research, May 2025. URL: https://medicalxpress.com/news/2025-05-chatgpt-precise-seizures-brain-aiding.html

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