El «Infinity Train», desarrollado por la empresa australiana Fortescue, ha sido presentado como el primer tren eléctrico del mundo que no necesita repostar ni recargarse gracias a un sistema de frenado regenerativo extremadamente eficiente. Esta locomotora, ideada principalmente para transportar mineral de hierro desde las minas hasta la costa occidental de Australia, funciona recuperando la energía generada en las bajadas con carga, lo que le permite operar sin fuentes externas de electricidad o combustibles fósiles. La idea no es nueva en cuanto al uso de la energía regenerativa, pero sí lo es la escala y la autonomía con la que se ha implementado.
El concepto ha despertado el interés no solo del sector minero, sino también de la industria ferroviaria y energética global, al demostrar que es posible electrificar trenes de carga de gran tonelaje sin necesidad de infraestructuras complejas. A continuación, analizamos en profundidad cómo funciona esta tecnología, qué implicaciones tiene a nivel técnico y medioambiental, y si existen antecedentes o paralelismos posibles en España y Europa.
¿Qué es exactamente el Infinity Train?
El Infinity Train es una locomotora eléctrica pesada desarrollada por Fortescue Future Industries (FFI), una filial de la minera australiana Fortescue Metals Group. Su característica distintiva es que no necesita alimentación energética externa para operar. El sistema se basa en el aprovechamiento de la energía cinética y potencial del propio tren: al descender con su carga completa desde las minas de mineral de hierro en el Pilbara (Australia Occidental) hasta el puerto, el sistema de frenado regenerativo convierte esa energía en electricidad y la almacena en baterías a bordo.
Esto le permite realizar el trayecto de retorno, en vacío y cuesta arriba, sin necesidad de recargar ni repostar. Según Fortescue, cada ciclo completo permite generar suficiente energía como para cubrir el trayecto de vuelta. El uso de baterías de última generación con química LFP (litio-ferrofosfato) permite una eficiencia alta y tolerancia térmica adecuada para las duras condiciones del desierto australiano.
Características técnicas relevantes:
Recuperación energética estimada: más de 90% de la energía descendente se convierte en electricidad útil.
Capacidad de carga: hasta 34.000 toneladas de mineral por viaje.
Distancia recorrida: más de 300 km por trayecto (ida y vuelta).
Sin consumo neto de energía externa: el tren es autónomo en cada ciclo operativo completo.
Sistema de baterías LFP: menor densidad energética que las NMC, pero mayor estabilidad térmica y longevidad.
La locomotora fue diseñada inicialmente por la empresa Williams Advanced Engineering (ahora propiedad de Fortescue), conocida por su experiencia en Fórmula E. El sistema de gestión energética del tren emplea algoritmos en tiempo real para maximizar la regeneración y evitar pérdidas durante el almacenamiento y distribución de la energía.
Aplicaciones reales y contexto operativo
El Infinity Train no es un prototipo de laboratorio ni un modelo conceptual. Fortescue ya ha puesto en marcha un plan para integrar esta tecnología en su sistema logístico minero a gran escala. Se espera que los primeros trenes comiencen a operar de forma regular a partir de 2026, lo que podría suponer un ahorro de aproximadamente 80 millones de litros de diésel al año, según estimaciones de la empresa.
La operación ferroviaria en el entorno del Pilbara es ideal para esta tecnología: los trenes descienden con carga durante cientos de kilómetros hacia el mar y regresan vacíos cuesta arriba. Este perfil topográfico permite maximizar la eficiencia del frenado regenerativo y evitar la necesidad de catenarias o recargas en ruta. En otras palabras, el diseño se adapta perfectamente al entorno operativo, lo que no garantiza su fácil replicación en entornos más complejos, pero sí sirve de referencia para ciertos corredores ferroviarios en todo el mundo.
¿Es viable en Europa o en España un sistema así?
El sistema del Infinity Train está condicionado por factores muy específicos: carga pesada, trayectos predecibles y perfiles topográficos favorables. En España, aunque el transporte de mercancías por tren es minoritario en comparación con otros países europeos (alrededor del 4-5% del total de mercancías frente al 18% en Alemania), existen corredores mineros o industriales donde podría contemplarse una adaptación parcial de este modelo.
Uno de los ejemplos más similares es el corredor minero de Huelva, donde se transporta material desde las minas de Río Tinto hasta el puerto. Estos tramos cuentan con pendientes favorables y distancias razonables (inferiores a 150 km). Técnicamente sería posible adaptar locomotoras eléctricas con sistemas regenerativos, aunque no necesariamente con autonomía completa como el Infinity Train, sino como sistemas híbridos de regeneración energética complementados por electrificación convencional o baterías auxiliares.
El mayor reto para aplicar este tipo de trenes en España o Europa no es tanto la tecnología como la infraestructura ferroviaria existente (muy compartimentada, con estándares variables) y la escasa prioridad política que históricamente ha tenido el ferrocarril de mercancías en comparación con el transporte por carretera.
Frenado regenerativo: una tecnología conocida, pero aún infrautilizada
El frenado regenerativo no es una tecnología nueva: se emplea desde hace décadas en trenes urbanos como metros y tranvías, así como en vehículos eléctricos. La diferencia en el caso del Infinity Train es su aplicación a trenes de carga pesada con autonomía energética completa. Esto supone un salto en escala y complejidad.
El sistema requiere:
Potentes motores-generadores eléctricos en cada eje o conjunto motor.
Baterías de gran capacidad y sistemas de refrigeración adaptados al entorno.
Algoritmos que calculan en tiempo real la curva de consumo/regeneración y ajustan el reparto energético.
Además, el uso de baterías LFP en lugar de las más comunes de litio NMC responde a una elección estratégica: mayor seguridad térmica, menor riesgo de incendio y más ciclos de carga, a costa de una densidad energética inferior. En el contexto del transporte ferroviario, donde el peso no es un factor limitante tan severo como en automoción, esta decisión tiene sentido.
Repercusiones medioambientales y económicas
Según Fortescue, la implantación del Infinity Train puede suponer una reducción de hasta 2,4 millones de toneladas de CO₂ al año, si se considera la eliminación del diésel en toda la flota de trenes mineros de la compañía. Esto equivaldría a retirar de circulación más de 500.000 coches durante el mismo periodo.
Desde un punto de vista económico, además del ahorro en combustibles fósiles, el mantenimiento de los trenes eléctricos es notablemente inferior al de las locomotoras diésel: no hay piezas móviles de combustión, ni necesidad de lubricantes o refrigerantes convencionales. A medio plazo, esta transición puede resultar no solo ambientalmente positiva, sino también financieramente viable para grandes operadores logísticos.
¿Qué nos dice esto sobre el futuro del transporte ferroviario?
El Infinity Train no es una solución aplicable universalmente, pero sí representa una demostración de viabilidad que puede servir de modelo para ciertos tramos o corredores logísticos especializados. Su éxito dependerá, entre otros factores, de:
El perfil del terreno (desniveles favorables).
La predecibilidad del recorrido y la logística.
La densidad del tráfico ferroviario (idealmente alta y constante).
La inversión inicial y el coste de implementación.
Aunque es poco probable que veamos trenes 100% autónomos energéticamente en entornos mixtos como los europeos, sí es plausible que esta tecnología se combine con otras estrategias (electrificación parcial, híbridos con hidrógeno, etc.) para mejorar la eficiencia energética y reducir la dependencia del diésel.
Reflexiones finales
El Infinity Train de Fortescue representa una de las aplicaciones más eficientes del frenado regenerativo a gran escala en el mundo del transporte pesado. Aunque el modelo está específicamente diseñado para un entorno y uso concreto, abre nuevas posibilidades técnicas y conceptuales en el diseño de trenes energéticamente autónomos o casi autónomos.
En un momento en que la transición energética exige reducir drásticamente el uso de combustibles fósiles, la adopción de sistemas que conviertan la propia operación logística en una fuente de energía es un paso interesante y con sentido económico. A falta de una revolución completa en la red ferroviaria europea, este tipo de proyectos sugiere que una electrificación inteligente, localizada y basada en el contexto puede ser más viable y eficaz que soluciones universales de alto coste.
