Noruega, conocida por su liderazgo en energías renovables, ha decidido dar un giro significativo en su política industrial. El país, que inicialmente apostó por el hidrógeno como vector energético, ahora reconsidera su enfoque debido a los desafíos económicos y técnicos asociados. Este cambio se refleja en el documento estratégico «Meld. St. 16«, que prioriza alternativas más viables y sostenibles. En este artículo, exploraremos las razones detrás de esta decisión, los datos técnicos que respaldan el cambio y las implicaciones para el futuro energético de Noruega y Europa. Además, analizaremos la situación actual de proyectos similares en Alemania, Francia, Reino Unido y España.
El auge y caída del hidrógeno en Noruega
En 2020, Noruega lanzó una estrategia nacional de hidrógeno con grandes expectativas. Se destinaron cerca de 1.000 millones de coronas noruegas (aproximadamente 100 millones de dólares) a proyectos piloto e infraestructura. Sin embargo, el hidrógeno verde, que requiere grandes cantidades de electricidad limpia, mostró ser ineficiente, perdiendo hasta dos tercios de la energía entre su generación y uso final. Por otro lado, el hidrógeno azul, aunque menos demandante en energía, enfrenta problemas como fugas de metano y sistemas de captura de carbono poco efectivos.
La nueva estrategia industrial
El documento «Meld. St. 16» marca un cambio de rumbo. Aunque no elimina completamente el hidrógeno, lo relega a un papel secundario. Se asignaron 75 millones de dólares a proyectos específicos, como combustibles marítimos basados en amoníaco. La estrategia destaca problemas como mercados inmaduros, falta de competitividad en costos y desafíos en el transporte.
Situación actual en Alemania y Francia
A pesar de todo Alemania sigue apostando por el hidrógeno como parte de su transición energética. En 2023, el país anunció inversiones de más de 9.000 millones de euros en proyectos de hidrógeno verde, con el objetivo de reducir su dependencia del gas natural. Francia, por su parte, ha adoptado un enfoque más cauteloso. Aunque ha destinado 7.200 millones de euros a su estrategia de hidrógeno, prioriza aplicaciones industriales y de transporte pesado, donde el hidrógeno tiene mayor viabilidad.
Reino Unido: un enfoque pragmático
El Reino Unido ha adoptado una estrategia mixta, combinando hidrógeno verde y azul. En 2024, el gobierno británico lanzó el proyecto «HyNet«, que busca desarrollar infraestructura de hidrógeno azul en el noroeste de Inglaterra. Además, se están explorando aplicaciones en calefacción doméstica y transporte público, aunque los costos siguen siendo un desafío importante.
España: liderando en innovación
España ha emergido como un líder en proyectos de hidrógeno en Europa. Con una inversión de 1.500 millones de euros en el marco del Plan de Recuperación, el país está desarrollando iniciativas como los «Valles del Hidrógeno Verde» y el proyecto «HyDeal Ambition«, que busca producir hidrógeno verde a precios competitivos. Además, España está explorando aplicaciones en la industria química y el transporte ferroviario.
Reflexiones adicionales
Este cambio en la política noruega subraya la importancia de evaluar la viabilidad técnica y económica de las tecnologías antes de implementarlas a gran escala. Noruega, con su abundante energía hidroeléctrica, busca soluciones más pragmáticas para liderar la transición energética. Mientras tanto, otros países europeos continúan explorando el potencial del hidrógeno, adaptando sus estrategias a sus necesidades y recursos específicos.
