Cada año, el mundo pierde unos 10 millones de hectáreas de bosque (una superficie del tamaño de Islandia) a causa de la deforestación…. y los incendios que pronto empezaremos a sufrir por doquier. A ese ritmo, algunos científicos predicen que los bosques del mundo podrían desaparecer en 100 ó 200 años.
De ahí que investigadores del MIT tras cultivar carne en el laboratorio, desde el pasado año están llevando adelante diferentes trabajos con el fin de obtener madera apta para la fabricación de muebles.
Esencialmente, la idea es muy similar a la de la carne cultivada: los investigadores producen tejidos aislados sin cultivar toda la planta, al igual que las muestras de carne que se obtienen de diferentes células sin la necesidad de criar animales. Sin embargo, estos compuestos vegetales son mucho más fáciles de desarrollar, de modo que los bienes resultantes pueden ser muy competitivos al momento de salir al mercado en forma de fibras de ropa o muebles.
Estos investigadores han demostrado ahora que, ajustando ciertas sustancias químicas utilizadas durante el proceso de crecimiento, pueden controlar con precisión las propiedades físicas y mecánicas del material vegetal resultante, como su rigidez y densidad.
Para ello han aislado células de las hojas de plantas conocidas como Zinnia elegans que después cultivaron en un medio líquido durante dos días antes de ser transferidas a un medio más grueso a base de gel.
Este material contiene nutrientes y dos hormonas vegetales diferentes, cuyos niveles se podían ajustar para conseguir las propiedades físicas y mecánicas del material, y así obtener el mismo para su uso mediante impresoras 3D.
Una vez conseguido este material, el equipo imprimió en 3D este gel cargado de celdas en la forma deseada de la madera que ellos querían, de la misma manera que imprimirías en 3D un objeto de plástico.
Después de tres meses de incubación en la oscuridad, el material se deshidrata y el resultado final es un objeto personalizado hecho de materia vegetal similar a la madera.
Aunque todavía está en sus inicios, esta línea de investigación y desarrollo demuestra que los materiales vegetales cultivados en laboratorio pueden ajustarse fácilmente para que tengan características específicas, lo que podría permitir algún día cultivar productos de madera con las características exactas necesarias para una aplicación concreta.
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