Desde “fuera” parece una vez que se llega a la jubilación es el momento de disfrutar de viajes al tener mucho tiempo libre. La realidad, bien al contrario, es que al menos durante los primeros meses se aprovechan para hacer lo que nunca tuviste tiempo. Por ejemplo es el momento para hacer pequeñas modificaciones domésticas o para hacerte lo chequeos médicos que dejaste pasar… y que, al final, siempre te encuentran algo.

En nuestro caso en particular, aparte de tener obreros en la casa majariega … y en la machega tenemos la agenda llena de médicos para los próximos meses siendo las visitas al dentista las más numerosas… y caras.

Hablando de cuidados dentales, la cavidad oral es muy interesante para determinar el sexo y estimar la edad cronológica de una persona (o lo que es incluso, calcular en años, meses y días el tiempo transcurrido desde su nacimiento hasta el momento actual de su vida).

Tradicionalmente, la medición de estos elementos se hacía directamente sobre el hueso; el uso de radiografías mejoró el proceso con la ayuda de herramientas informáticas de anotación, más la labor de anotación seguía a ser semisupervisada, lo que requería de una persona experta para su validación.

Se trataba, así, de una operación lenta, costosa y condicionada por la subjetividad de la intervención humana, lo que en algunos casos llegaba a hacer el proceso inabordable.

Ahora estudios realizados en el Centro Singular de Investigación en Tecnologías Inteligentes de la Universidad de Santiago de Compostela (CiTIUS) en España, vienen de demostrar la eficacia de una serie de sistemas de inteligencia artificial basados en técnicas de aprendizaje profundo (Deep Learning) para predecir la edad y el sexo a partir de una radiografía dental panorámica y de manera automática, rápida, fiable y explicable.

La experimentación no solo validó el uso de radiografías dentales panorámicas para la estimación de la edad y el sexo, sino también la idoneidad de estas estructuras esqueléticas individuales (mandíbula y dentición) en el proceso de cálculo.

Los resultados de este nuevo método demostraron que los cambios a lo largo de la vida en la forma de la mandíbula son útiles para establecer la edad cronológica de un sujeto, mientras que el tamaño resulta indispensable para diferenciar entre hombres y mujeres.

 

 

 

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