Todos sabemos el gran problema que originan los plásticos en el ambiente marino y de ahí el interés de recogerlos y clasificarlos de forma adecuada.

Por ejemplo, para el plástico debe tener al menos un 96% de pureza por tipo de polímero para poder ser reciclado en la industria convencional. Esto significa que hay que separar el plástico hasta conseguir un producto casi puro en cuanto a su composición química.

En la actualidad, los plásticos se separan mediante la tecnología de infrarrojo cercano (NIR) o a través de pruebas de densidad. Estos métodos pueden separar ciertas fracciones de plástico (por ejemplo, PE, PP y PET), pero no con la misma precisión que la nueva tecnología que han desarrollado en el Departamento de Ingeniería Química y Biológica de la Universidad de Aarhus.

Utilizan una cámara hiperespectral en la zona de infrarrojos y el aprendizaje automático (ML) para analizar y clasificar el tipo de plástico directamente en la cinta transportadora. Así, el plástico puede separarse en diferentes tipos.

Con este procedimiento, se ha dado un gran paso en el camino en una nueva  tecnología que está en continuo desarrollo y que los datos indican que en poco tiempo será posible diferenciar aún más los tipos de polímeros y los aditivos.

 

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