Como todos los años curiosamente el día del cumpleaños de PcDeMaNo se anuncian los premios IgNobel cuya gala de entrega de premios tuvo lugar ayer mismo (y que os recomendamos que veáis en el vídeo adjunto).

El Ig Nobel de la Paz lo mereció una investigación internacional que pretendía entender por qué y dónde produce mayor placer rascarse un picor. Para ello, sometieron a la picazón producida por una planta irritante a 18 sujetos en el antebrazo, el tobillo y la espalda. Los investigadores descubrieron que la intensidad del picor varía según la zona del cuerpo, así como el placer percibido al rascarse, que tiende a ser proporcional al picor inicial.

También es de lo más interesante el descurbimiento de que “La pizza podría proteger contra la enfermedad y la muerte… pero solo si se hace y se come en Italia”, concluye el equipo de investigadores (como no, italianos) que este año se ha alzado con el Ig Nobel en Medicina, el galardón que parodia los prestigiosos premios de la Academia Sueca reconociendo los trabajos científicos más irreverentes del panorama internacional. La historia es la siguiente. No, la pizza no es ni un tratamiento ni un talismán para ahuyentar a la parca. Pero, al menos en un plano teórico, una serie de estudios realizados en el país de la pizza han detectado que el consumo habitual de este alimento (en su versión más tradicional y auténtica) no se relaciona con un aumento del riesgo de padecer cáncer de mama, de ovario, de próstata o infarto de miocardio.

Otro muy interesante fue la máquina iraní para cambiar pañales a los bebés, patentada el año pasado, que mereció el premio en la categoría de Ingeniería. El aspecto del invento, a medio camino entre una lavadora y una máquina medieval de tortura, no promete grandes éxitos comerciales, ya que el aparato requiere que al bebé se le meta dentro del cubículo y se le amarren las piernitas en el interior.

En física, los ganadores fueron los científicos que estudiaron el motivo por el que los wombats australianos defecan heces cúbicas. Usando ejemplares eutanasizados tras caer atropellados, los científicos descubrieron que al final del intestino las heces del wombat pasan de un estado líquido a uno sólido en forma de cubo de dos centímetros gracias a la elasticidad y flexibilidad de las paredes del intestino, que prensan el excremento con esta peculiar forma.

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