La biometría, basada en algoritmos de machine learning y deep learning, permite puntualmente identificar inequívocamente a una persona a partir del reconocimiento de características particulares como su huella, palma de la mano, voz, cara, micro expresiones faciales, iris, venas, túnel auditivo y otras en desarrollo.

Esta tecnología ha tenido un amplio recorrido en la seguridad física y cada vez más en escenarios digitales de validación de identidad y de análisis de vídeo. Por eso, si además de pensar en la seguridad nos fijamos en el contexto actual de los negocios, encontraremos factores que nos invitan a aprovechar la biometría en favor de la eficiencia y de la experiencia del cliente.

Por otra parte las aplicaciones más exitosas de la biometría son las “más rápidas” y que resultan transparentes para el sujeto investigado. De ahí el interés del sistema desarrollado en la Universidad de Málaga que detecta los ojos automáticamente y captura imágenes nítidas del iris de la persona sin necesidad de que esta se detenga y hasta a dos metros de distancia de ella.

Según explican sus iinventores, el sistema de detección de ojos desarrollado es capaz de analizar más de 700 imágenes por segundo. Sin embargo debido a pasos posteriores de filtrado y evaluación, la tasa se reduce a unas 88 imágenes por segundo… lo que es unas cuatro veces más de lo habitual hasta la fecha.

El resultado es una cámara ‘inteligente’ de última generación, desarrollada con tecnología MPSoC (Multi-Processor System-om-Chip), con nuevas aplicaciones en múltiples campos como el de la seguridad, la justicia o la salud.

Su implementación comercial es el siguiente objetivo, en busca de convertir el iris en la nueva huella dactilar, facilitando así la seguridad en controles de acceso o aforo.

 

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