Un equipo internacional liderado por científicos de Japón ha desarrollado un tipo de plástico innovador que se disuelve en aguas salinas en cuestión de horas, sin dejar microplásticos ni residuos tóxicos. A diferencia de los plásticos convencionales, que pueden tardar décadas o siglos en degradarse —en el mar de 20 a 500 años según la tipología—, esta nueva formulación tarda apenas alrededor de 60 minutos en desaparecer completamente cuando se agita en agua salada.. Centros como RIKEN y la Universidad de Tokio están involucrados, y la sustancia mantiene la resistencia de los plásticos derivados del petróleo, además de ser no inflamable, no tóxica y no emitir CO₂ en su descomposición
La composición química emplea monómeros específicos (incluidos sulfitos de guanidinio y sales sódicas), que confieren solubilidad en entornos salinos y permiten una disolución rápida sin fragmentación en microfibras. Tras su disolución, las moléculas resultantes son consumidas por bacterias marinas, cerrando el ciclo sin generar microplásticos En tierra y terrenos salinos, la degradación completa toma aproximadamente 200 horas. Aunque aún no hay formatos comerciales disponibles, ya ha suscitado el interés de la industria del packaging, que estudia posibles aplicaciones en envases desechables para uso marítimo.
Esta tecnología ofrece una posibilidad real de reducir la acumulación de residuos plásticos en el mar —actualmente responsables de más de 23–37 millones de toneladas anuales, según estimaciones de la ONU para 2040— y podría representar un importante avance hacia un modelo más responsable sin recurrir al término «revolución». A continuación, analizamos en detalle la tecnología, sus implicaciones y desafíos.
¿Qué lo hace diferente?
El nuevo plástico está formulado con monómeros especialmente diseñados, como sulfitos de guanidinio y sales de sodio. Estos enlaces permiten que la estructura macroscopica se rompa cuando entra en contacto con agua salina. A nivel químico, las cadenas poliméricas se disocian en horas, lo que evita la fragmentación irregular y la aparición de microplásticos (partículas <5 mm). Posteriormente, bacterias autóctonas marinas metabolizan estas moléculas disueltas, completando una degradación pura en menos de 24 horas.
Comparativa de tiempos de degradación
Medio | Duración plástico convencional | Duración nuevo plástico |
---|---|---|
Agua de mar | 20–500 años | ~1 hora (con agitación) |
Suelo salino | Similar al mar | ~200 horas |
Estos valores revelan una reducción dramática de tres a cinco órdenes de magnitud en los tiempos de degradación.
Enfoque técnico sobre el producto principal
El plástico desarrollado por el equipo de RIKEN/Universidad de Tokio se comporta como un plástico de consumo convencional en términos mecánicos (resistencia a tracción y flexibilidad), pero incorpora un giro funcional disruptivo: su completa disolución en un entorno salino activo. En la experiencia de laboratorio, un fragmento de unos 5 cm desapareció en menos de una hora cuando se agitó en agua de mar en condiciones estándar, demostrando una cinética de disolución con velocidad ≥5 cm²/h en un contenedor capaz de mantener agitación constante.
Esta formulación no genera CO₂ en su descomposición—un 0 % de emisiones durante la degradación—y tampoco muestra inflamabilidad, lo que reduce los riesgos asociados al transporte o almacenamiento. Laboratorios de validación testaron la no toxicidad empleando ensayos estándar con organismos marinos y no encontraron metabolitos nocivos. El siguiente paso es aplicar recubrimientos de tipo alimentar o técnico para integrarlo en la cadena de producción existente de envases, conservando barrera frente a líquidos o aceites y garantizando que el plástico no se disuelva antes de su uso. Los recubrimientos potenciales incluyen polímeros hidrófobos semicristalinos que se podrían degradar o romper una vez expuestos al agua salina.
Retos por superar y posibles aplicaciones
Escalabilidad e industrialización: Equilibrar costes de producción con la escala industrial, máxime en una industria del packaging extremadamente competitiva.
Estabilidad durante el uso: Necesario desarrollar recubrimientos técnicos que protejan el plástico durante su vida útil útil, sin comprometer su posterior degradación.
Regulación y certificación: Deberán certificarse conforme a normas internacionales de bioseguridad y etiquetado (por ejemplo, EN 13432 o ASTM D6400).
Impacto ecológico completo: Se requiere evaluar cuidadosamente la ecotoxicidad de las moléculas de degradación y su metabolismo por bacterias marinas.
Las posibles aplicaciones incluyen: envases de un solo uso utilizados en embarcaciones o plataformas marinas, redes de pesca auxiliares, sedimentos médicos o diagnósticos diseñados para disolverse en condiciones ambientales salinas y packaging innovador para acopios plagados de alta exposición al mar.
Reflexiones finales
El desarrollo de este plástico soluble en agua salada supone un avance notable hacia una gestión más sostenible de los residuos oceánicos. La clave reside en cerrar el ciclo sin fragmentación nociva ni acumulación ambiental. Aunque quedan pendientes desafíos técnicos y regulatorios, su introducción podría mitigar la contaminación plástica marina —actualmente estimada en decenas de millones de toneladas anuales— de forma efectiva y responsable.
