En la era digital actual, es común ver a niños pequeños interactuando con dispositivos electrónicos como tablets, smartphones y televisores. Aunque estas herramientas ofrecen contenido educativo y de entretenimiento, su uso excesivo en edades tempranas puede tener consecuencias negativas en el desarrollo infantil, especialmente en áreas como el lenguaje y la motricidad.

Las cifras son preocupantes: un estudio publicado en PLOS ONE examinó a casi 2.000 niños de entre 12 y 48 meses en 19 países latinoamericanos y encontró que aquellos con mayor tiempo frente a pantallas presentaban dificultades en su capacidad de hablar y comprender el lenguaje. Esta relación entre el tiempo de pantalla y el retraso en el desarrollo del habla se ha observado en diversos países y culturas, lo que sugiere que es un fenómeno global.

Por otro lado, los expertos advierten sobre los posibles efectos negativos en el desarrollo motor de los niños, ya que la interacción con pantallas suele ser una actividad sedentaria que limita las oportunidades de movimiento y exploración física, esenciales para el desarrollo de habilidades motoras gruesas y finas.

Desarrollo del lenguaje y uso de pantallas

El desarrollo del lenguaje en los primeros años de vida es crucial. Durante este período, los niños aprenden a comunicarse, amplían su vocabulario y mejoran su comprensión del mundo que les rodea. Sin embargo, diversos estudios han señalado que una exposición prolongada a pantallas puede retrasar este proceso.

La razón detrás de este fenómeno es simple: el desarrollo del lenguaje depende en gran medida de la interacción con otras personas. Cuando un niño está mirando una pantalla, está perdiendo oportunidades de participar en conversaciones reales, escuchar distintas entonaciones y practicar la expresión verbal. Los dispositivos electrónicos no pueden reemplazar la riqueza comunicativa de la interacción humana.

Un estudio publicado en la revista JAMA Pediatrics en 2020 encontró que los niños de dos a tres años que pasaban más de dos horas diarias frente a una pantalla tenían el doble de probabilidades de presentar dificultades en la comunicación en comparación con aquellos que tenían un tiempo de exposición menor. Además, el impacto es acumulativo: cuanto más tiempo pasan los niños frente a pantallas, mayores son las probabilidades de desarrollar dificultades en el lenguaje.

Impacto en el desarrollo motor

El desarrollo motor también puede verse afectado por el uso excesivo de dispositivos electrónicos. La actividad física y la exploración del entorno son fundamentales para que los niños fortalezcan sus habilidades motoras.

Los estudios han demostrado que los niños que pasan muchas horas frente a una pantalla tienden a ser menos activos físicamente, lo que puede retrasar el desarrollo de habilidades motoras básicas como correr, saltar y coordinar movimientos finos con las manos. Además, el sedentarismo desde una edad temprana se ha relacionado con un mayor riesgo de obesidad infantil y problemas de salud a largo plazo.

Investigadores de la Universidad de Alberta, en Canadá, descubrieron que los niños de entre dos y cinco años que superaban las dos horas diarias de tiempo de pantalla tenían un 30% más de probabilidades de presentar retrasos en la coordinación motriz en comparación con aquellos con menos tiempo de exposición.

Recomendaciones de expertos

Las principales asociaciones pediátricas ofrecen pautas claras sobre el uso de pantallas en niños pequeños.

La Academia Americana de Pediatría desaconseja el uso de medios audiovisuales, excepto para videoconferencias, en niños menores de 18 meses. Para niños de 2 a 5 años, se recomienda limitar el tiempo de pantalla a una hora al día de contenido de alta calidad, siempre bajo la supervisión de un adulto.

Estas recomendaciones se basan en la necesidad de fomentar actividades que estimulen el desarrollo del lenguaje y la motricidad. Leer libros, jugar al aire libre, realizar actividades manuales y mantener conversaciones diarias con los niños son estrategias clave para un desarrollo saludable.

Alternativas saludables

Para fomentar un desarrollo óptimo, es esencial promover actividades que no involucren pantallas. El juego al aire libre, la lectura de cuentos, las manualidades y la interacción social con otros niños y adultos son fundamentales para el desarrollo cognitivo, emocional y físico de los pequeños.

Estas actividades no solo estimulan el aprendizaje, sino que también fortalecen los lazos familiares y sociales. Los expertos recomiendan que los padres y cuidadores establezcan rutinas diarias en las que se incluyan momentos de interacción sin tecnología, como la hora del cuento antes de dormir o paseos por el parque.

Reflexiones finales

Si bien las pantallas forman parte de la vida moderna y pueden ofrecer beneficios cuando se usan adecuadamente, es crucial ser conscientes de los riesgos asociados con su uso excesivo en niños pequeños. Limitar el tiempo de exposición, seleccionar contenido de calidad y, sobre todo, fomentar actividades alternativas que promuevan el desarrollo integral del niño son acciones esenciales para garantizar un crecimiento saludable.

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