En un mundo donde la sostenibilidad y la innovación van de la mano, Coca-Cola lleva desde hace tiempo trabajando para acabar con las botellas que utilicen plástico provenientes de petróleo para 2030, tanto en Europa como en Japón. Ahora han vuelto a sorprender a todos con un anuncio espectacular. Esta megaempresa, conocida mundialmente por sus bebidas refrescantes, ha revelado sus planes para transformar el dióxido de carbono extraído directamente del aire en… ¡tapones de botellas!

De fósiles a futuristas

Hasta la fecha, Coca-Cola ha optado por el plástico tradicional para su packaging, un material barato proveniente de combustibles fósiles. Sin embargo, en un giro impresionante hacia la sostenibilidad, la compañía ahora busca “capturar” el CO2, ya sea del aire o de las emisiones de las fábricas, para producir un ingrediente esencial en la fabricación de plásticos.

Como bien señala el investigador principal del proyecto, el profesor Enrico Andreoli, “El plástico que producimos hoy libera una gran cantidad de dióxido de carbono al medio ambiente”. Su solución es bastante revolucionaria: comenzar con CO2. Así, se desvinculan completamente de los combustibles fósiles.

Un toque de magia química

Todo suena a ciencia ficción, pero el profesor Andreoli asegura que la verdadera “magia” ocurre en un pequeño electrodo. Aquí, una carga eléctrica pasa a través de una mezcla de CO2 y agua, produciendo etileno, un componente esencial en el tipo de plástico flexible usado en tapas de botellas. La meta ahora es demostrar que esta técnica no solo es posible en el laboratorio, sino que también puede ser escalada a nivel industrial.

Más allá de las metas ambientales

Coca-Cola tiene en su mira grandes objetivos de sostenibilidad. No solo aspiran a usar el CO2 “capturado” como recurso, sino que también buscan reducir su huella de carbono en un 30% para 2030. Y según Craig Twyford, director de la división de emprendimientos de Coca-Cola para Europa y el Pacífico, la mayor parte de esta reducción vendrá de usar más plásticos reciclados.

Y, ¿Qué más puede hacer Coca-Cola con el CO2?

¡Oh, tienen ideas! Además de este emocionante proyecto en Swansea, Coca-Cola financia investigaciones en California para convertir el CO2 en un tipo de azúcar artificial. Así que, tal vez en el futuro, no solo nuestros tapones de botellas, sino también nuestras bebidas, tengan un toque ecológico, ¡todo gracias al CO2!

Conclusión

En un mundo donde cada acción cuenta para proteger nuestro planeta, es alentador ver a grandes empresas como Coca-Cola adoptando innovaciones que pueden marcar la diferencia. Porque, después de todo, cada pequeña tapa de botella fabricada de manera sostenible es un paso más hacia un futuro más verde.

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