Hasta principios de siglo no estaba claro que los mosquitos, para detectar a su presa, utilizan varios criterios a la vez: moléculas fragantes/olorosas, dióxido de carbono (CO2) y calor corporal.
Ahora además, un grupo de investigadores chinos han encontrado que los virus del dengue y el zika pueden manipular el microbioma de la piel de sus huéspedes, alterar su olor y hacerlos más ‘apetitosos’ para los mosquitos vectores.
Ambos virus, del género Flavivirus, dependen de esos insectos para sobrevivir en la naturaleza. Cuando un mosquito sano pica a un huésped infectado puede contraer la infección, y luego transmitirla a otros individuos a través de sus picaduras.
El trabajo muestra que los mosquitos del género Aedes tienen un comportamiento de búsqueda de huéspedes, que puede estar impulsado por el olor de los animales infectados con esos virus. Las especies Aedes aegypti y Aedes albopictus son vectores de la transmisión del zika y el dengue.
Los investigadores observaron que la acetofenona, una sustancia que estaba presente en un nivel anormalmente alto en la piel de los individuos infectados, es especialmente atractiva para los mosquitos.
Los investigadores encontraron que al administrar isotretinoína (un fármaco para el acné) a los ratones infectados con dengue, estos emitían menos acetofenona, lo cual reducía su atractivo para los mosquitos.
Sólo queda por delante comprobar si este descubrimiento en laboratorio se puede extrapolar al mundo real y si otros mosquitos siguen estrategias similares para no dejarnos conciliar el sueño en estas tórridas noches de verano que estamos padeciendo.