Cada vez está más claro que el futuro de la energía pasa por la SOLAR… y la nuclear (aunque la idea no acabe de gustar a muchos).
El principal problema de la solar es que, a pesar de la gran cantidad de energía con la que nos bombardea el sol casi toda se desaprovecha. Si de día tan solo un 25% de la luz recibida se convierte en energía eléctrica … de noche la situación es aun peor al menos hasta que no estén plenamente desarrollados los paneles anti-solares de los que os hablamos hace un par de años.
Ahora, investigadores australianos han probado con éxito un dispositivo capaz de convertir el calor infrarrojo en energía eléctrica.
El equipo, que incluye a miembros del Centro de Excelencia en Ciencia de Excitones del ARC, utilizó un dispositivo de generación de energía llamado «diodo termo-radiativo«, que es similar a la tecnología de las gafas de visión nocturna.
Hay que recordar que a finales del siglo XVIII y principios del XIX se descubrió que la eficacia de las máquinas de vapor dependía de la diferencia de temperatura en el motor, y así nació el campo de la termodinámica.
Los mismos principios se aplican a la energía solar: el sol proporciona la fuente caliente y un panel solar relativamente frío en la superficie de la Tierra proporciona un absorbente frío. Esto permite producir electricidad.
Sin embargo, cuando pensamos en la emisión infrarroja de la Tierra hacia el espacio exterior, ahora es la Tierra la que es un cuerpo comparativamente cálido, siendo el vasto vacío del espacio extremadamente frío.
Por los mismos principios de la termodinámica, es posible generar electricidad también a partir de esta diferencia de temperatura: la emisión de luz infrarroja al espacio.
Aunque todavía no se dispone del material milagroso que hará del diodo termorradiante una realidad cotidiana los primeros resultados de la preba de concepto son muy valiosos a pesar de que la cantidad de energía producida es muy pequeña (equivale aproximadamente al 0,001% de una célula solar).
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