Hace unos días leía un interesante artículo que defendía que no veremos nuestros coches impulsados por hidrógeno a pesar de las grandes inversiones que están haciendo las petroleras para no perder el monopolio de los combustibles de automoción.
El autor defendía que los grandes avances que se están haciendo en el tema de las baterías nos debería permitir autonomías (y tiempos de recarga) razonables en pocos años. Por otra parte la «capilaridad» que disfrutamos desde hace tiempo en la distribución eléctrica hace muy sencillo el hacerla llegar a nuestros coches sea en nuestros hogares o en la futuras electrolineras. Muy diferente es el tema de suministro (y almacenamiento) de hidrógeno ya que por ejemplo en la actualidad hay tan solo seis hidrogeneras ubicadas en Madrid, Sevilla, Zaragoza, Huesca, Albacete y Puertollano. Sin embargo, ninguna de ellas es de uso público actualmente.
Incluso en el tema de las electrolineras todavía queda mucho por delante e incluso el hecho de que SHELL haya sido capaz de convertir una gasolinera clásica en una Estación de Servicio únicamente para vehículos eléctricos deje de ser una NOTICIA convirtiéndose en algo habitual.
El hecho es que la gigante SHELL acaba de sustituir los surtidores por 9 estaciones de carga en un barrio de Londres incluyendo además un supermercado, una cafetería y WiFi gratuita … aunque echamos de menos que no incluyan además dormitorios, etc para poder descansar mientras se cargan las baterías ¿no?

Sin embargo Renault sigue confiando en el hidrógeno y acaba de anunciar que en el próximo mes de mayo mostrará un nuevo concepto de nuevo coche con motor de hidrógeno.
También AIRBUS tiene entre sus planes utilizar hidrógeno en sus aviones por cuanto las baterías serían dificilmente utilizables en ellos.
La decisión de Stellantis de abandonar sus proyectos con hidrógeno refleja un giro estratégico de una de las mayores potencias automovilísticas del mundo.
Surgida en 2021 de la fusión entre FCA y el Grupo PSA, Stellantis reúne marcas emblemáticas como Jeep, Peugeot, Citroën, Maserati o Fiat. Aunque en los últimos años había explorado diversas tecnologías, ahora redobla su apuesta por la electrificación, dentro de una hoja de ruta ambiciosa que busca la neutralidad en carbono para 2038.
Este cambio se suma a otros movimientos importantes, como su retirada del mercado chino y el refuerzo de sus fábricas en Marruecos.
La renuncia al hidrógeno, motivada por los altos costes y la escasa infraestructura, deja claro que Stellantis ve en los vehículos eléctricos e híbridos el camino más viable para liderar la transición hacia una movilidad sostenible.