Un equipo de cinetíficos europeos han propuesto un método para convertir en energía las microfibras de pelusa que se encuentran en las secadoras de ropa. No sólo construyeron una planta piloto de pirólisis, sino que también desarrollaron un modelo matemático para calcular los posibles resultados económicos y medioambientales de la tecnología.
Los investigadores calculan que, convirtiendo las microfibras de pelusa producidas por un millón de personas, se podrían producir casi 14 toneladas de petróleo, 21,5 toneladas de gas y casi 10 toneladas de carbón vegetal.
Cada año, la población mundial consume aproximadamente 80.000 millones de prendas de vestir y aproximadamente 140 millones de euros van a parar a los vertederos. Esto va acompañado de grandes cantidades de emisiones, lo que provoca graves problemas medioambientales y de salud. Una de las formas de disminuir la huella del consumo de ropa es reducir el impacto del lavado. Durante un proceso de lavado a máquina de la ropa, se generan alrededor de 300 mg de microfibras a partir de 1 kg de tejido.
Aunque pueda parecer difícil de entender las microfibras de pelusa se clasifican como microplásticos. Mientras que los artículos de plástico de gran tamaño pueden clasificarse y reciclarse con relativa facilidad, no ocurre lo mismo con los microplásticos, que son piezas de plástico diminutas, de menos de 5 mm de diámetro. Grandes cantidades de microplásticos son arrastrados por los desagües y entran en nuestros mares, amenazando el medio ambiente.
Cuando pensamos en los residuos textiles, solemos imaginarnos un tejido largo con alta cristalinidad, que está contaminado con tinte y suciedad. Se necesita mucha energía para convertir el residuo sólido en líquido. Sin embargo, la pelusa-microfibra es un residuo textil algo ‘roto’; tiene un tamaño y una forma uniformes, contiene muchos compuestos inflamables (resultaron elementos de algodón y poliéster), su transformación es más fácil
Según la investigación, las microfibras de pelusa pueden considerarse una fuente de energía renovable que garantiza la sostenibilidad y acelera la transición general de la industria textil hacia una economía circular.
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