Me da que ha decaido mucho el interés que tenía la petrolera en la que trabajé, sobre la biotecnología. Ahora en lugar de investigar sobre algas o bacterias para conseguir combustibles verdes  parece que se han apuntado a la moda de considerar a la electricidad como única fuente de energía ecológica.

En cualquier casi la obtención de productos químicos no se podrá conseguir utilizando tan solo paneles solares o aerogeneradores y de ahí el interés de investigaciones como la realizada en la Universidad inglesa de Warwick.

Utilizamos productos químicos para casi todo, desde conservantes de alimentos hasta productos farmacéuticos y cosméticos, e incluso biocombustibles. Muchos de ellos son derivados de la petroquímica, por lo que su síntesis no es sostenible. Por tanto, es esencial buscar formas alternativas de fabricar productos químicos a escala industrial, de forma sostenible y barata, allanando el camino hacia un futuro más ecológico y limpio.

Las bacterias pueden considerarse como las microfábricas químicas de la naturaleza, y muchos investigadores intentan comprender cómo puede recablearse su compleja red de reacciones químicas para convertir materias primas baratas, como la glucosa, en productos químicos útiles para nuestro uso. El uso de interruptores genéticos para redirigir la química de las bacterias es un avance apasionante en el campo de la biología sintética.

Normalmente, los interruptores genéticos se activan añadiendo una sustancia química llamada inductor. Sin embargo, los inductores son caros y a menudo hay que añadirlos constantemente para evitar que se vuelvan a apagar, de forma análoga a un «interruptor de la luz con un muelle» que se vuelve a apagar cuando se suelta. Esto hace que este método de conmutación sea caro y que su ampliación a la producción industrial sea inviable desde el punto de vista económico.

En el artículo «Designing an irreversible metabolic switch for scalable induction of microbial chemical production» los investigadores de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Warwick han encontrado una forma barata de poner a las bacterias en modo de producción química.

La nueva investigación teórica estudió cómo pueden aprovecharse los biosensores de E. coli que responden a nutrientes naturales baratos, como el ácido oleico, para crear interruptores. Utilizando modelos matemáticos y los principios de ingeniería de los bucles de control de retroalimentación descubrieron cómo diseñar un interruptor genético en las bacterias que elimina el «resorte» de reversión, de modo que la adición de sólo un pulso de un nutriente natural barato puede cambiar la célula al modo de producción química de forma permanente – reduciendo drásticamente los costos.

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