Durante años, los médicos han estado investigando el uso de descargas eléctricas dirigidas para tratar la depresión clínica y, aunque muchos expertos coinciden en que es una vía prometedora para el tratamiento, la investigación ha arrojado resultados mixtos y limitados.

Ahora, un caso de estudio de la Universidad de California en San Francisco publicado en la revista Nature Medicine muestra que la estimulación eléctrica puede tener un efecto antidepresivo profundo, siempre que las descargas se adapten cuidadosamente a los estados de ánimo y síntomas específicos de un paciente individual.

En el caso de estudio, los médicos identificaron tres regiones del cerebro que podían eliminar para aliviar la depresión, pero descubrieron que solo funcionaba cuando el paciente se encontraba en un estado mental particular.

De lo contrario, la neuroestimulación tuvo el efecto contrario.

Una vez que resolvieron todos los problemas, el paciente abandonó el estudio de diez días y permaneció libre de depresión durante seis semanas.

Ahora la paciente recibe una estimulación similar de un implante cerebral que administra descargas imperceptibles según sea necesario, y ella informa que es capaz de disfrutar de su vida por primera vez en años.

Este caso de estudio involucró a un solo participante ¿?, pero los científicos de UCSF lo están utilizando como piloto para un próximo ensayo clínico con más voluntarios, cada uno de los cuales tendrá neuroestimulación personalizada para su propio cerebro. !P’á fiarse!

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