Los chinos tienen muy claro que tras detener la propagagción del virus centrarán todos esfuerzos en reiniciar su economía alcanzando valores de contaminación superiores a los anteriores a la crisis y que se habían reducido de forma considerable durante la misma.

También las fotografías de la ESA muestra una sustancial bajada de contaminación del aire en el norte de Italia a consecuencia del encierro de sus habitantes…y, como previsiblemente, se notará en Madrid a lo largo de las próximas semanas.

No hay mal que por bien no venga y, por ejemplo, Venecia ha cambiado por completo y los canales se ven con agua clara y llenos de pexes. El motivo es que al haber escaso tránsito por los canales el sedimento se queda ahora en el fondo y no sube a la superficie, por eso ha dejado de tener el fondo verdoso.

Lo que no tenemos claro es que el COVID haya influido de alguna manera en reducir la contaminación de plásticos aunque para eso tenemos a las larvas de la polilla de cera.

Las polillas de cera, consideradas como los mayores enemigos de las abejas, depositan sus huevos en grietas y hendiduras de colmenas, de modo que sus larvas se alimentan de cera, propóleo y miel. La estructura de la cadena de hidrocarburo de la cera que comen es similar a la del polietileno, uno de los plásticos más comunes y difíciles de descomponer, que genera una producción de 80 millones de toneladas anuales.

La presencia de unas bacterias de su intestino es la que las hace capaz de degradarlo: 60 larvas pueden eliminar 30 centímetros cuadrados de polietileno en menos de una semana.

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