Todavía me acuerdo cuando en mi humilde barrio obrero mucho antes que el “sacar el carné” (de conducir) el objetivo de las familia era conseguir que sus hijos se sacasen el título de mecanografía y taquigrafía … que les abría las puertas a un mercado de trabajo dificilmente alcanzable de otras formas. En mi caso afortunadamente mis padres no siguieron esa moda aunque debo decir que admiraba a la gente que a base de rallajos, dificílmente intepretables por los no iniciados, eran capaces de transcribir tan rápido.
Lo que no sabía hasta ahora es que existen seis sistemas de taquigrafía y, cada uno de ellos, tiene variantes que en algunos casos pueden facilitar el proceso de aprendizaje. Los sistemas más estudiados son el Pitman y el Gregg, dos métodos que han sido adaptados a todos los idiomas y que permiten escribir más de 200 palabras por minuto. Ambos sistemas están basados en el sonido de las palabras, pero difieren entre sí por la forma del trazo, el grosor y la inclinación de los símbolos.
Otro sistema muy utilizado es el Teeline; una taquigrafía especialmente desarrollada para los periodistas que se basa en la escritura de la palabra en lugar del sonido. Este sistema, implementado e impartido en todas las escuelas de periodismo de Inglaterra (donde, por cierto, se inventó la taquigrafía), no brinda la misma velocidad que los anteriores, pero es más fácil de aprender y memorizar.
La estenotipia, sistema parecido a la estenografía / taquigrafía, es un método de escritura rápida que precisa un teclado llamado máquina de estenotipia. Con este aparato se pueden ejecutar pulsaciones con una o más teclas presionadas simultáneamente.
Siguiendo esta filosofía, CharaChorder que, como sus creadores afirman, pretenden aumentar la velocidad media de escritura de los humanos (40 palabras / min) al menos hasta la hablada (unos 150 ppm)e incluso sobrepasar las 250 palabras por minuto de lectura.
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