En muchas regiones rurales del mundo, ser una persona sorda supone enfrentarse a barreras invisibles que limitan el acceso a la educación, el empleo y la vida social. Esto es especialmente cierto en África, donde los recursos son escasos y la inclusión de las personas con discapacidad auditiva sigue siendo un reto. Sin embargo, una iniciativa liderada por personas sordas está comenzando a cambiar esta realidad desde el terreno. La startup Deaftronics, fundada por el empresario sudafricano e ingeniero sordo Baratang Miya, está desarrollando soluciones tecnológicas asequibles diseñadas para mejorar la vida diaria de las personas sordas en comunidades marginadas.

A diferencia de otros enfoques más orientados al lucro o a mercados occidentales, esta empresa pone el foco en las necesidades reales de su propia comunidad. Desde guantes que convierten lenguaje de signos en texto hasta módulos de energía solar que alimentan audífonos de bajo coste, su catálogo tecnológico se basa en la comprensión directa de lo que significa vivir con sordera en contextos rurales y de bajos ingresos.

Este artículo explora la propuesta de valor de Deaftronics, analiza su impacto en la inclusión social y educativa, y sitúa su trabajo dentro del contexto más amplio de la tecnología asistiva para personas sordas en países en desarrollo.

La sordera en África: un problema ignorado

La pérdida auditiva afecta a más de 1.500 millones de personas en todo el mundo, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). En África subsahariana, se estima que 9% de la población vive con algún grado de sordera, y sin embargo el acceso a servicios básicos de salud auditiva es muy limitado. En países como Botsuana, Uganda o Sudáfrica, muchas comunidades rurales carecen incluso de un audiólogo por cada 100.000 habitantes.

Además, la sordera está profundamente estigmatizada en algunas culturas, donde aún se asocia a la “maldición” o la “falta de espiritualidad”. Esto provoca una doble discriminación: por un lado, se niega a muchas personas sordas el acceso a la educación, y por otro, se las excluye de la vida productiva.

A nivel tecnológico, los dispositivos auditivos importados suelen ser prohibitivamente caros. Un audífono básico puede costar entre 500 y 2.000 dólares estadounidenses, mientras que el ingreso mensual promedio en muchas regiones rurales africanas no supera los 100 dólares.

Este panorama ha generado una necesidad urgente de soluciones locales, accesibles y adaptadas. Es en este contexto donde Deaftronics ha comenzado a hacerse un nombre, no como una empresa caritativa, sino como un actor de innovación tecnológica liderado desde dentro de la comunidad afectada.

Deaftronics: tecnología accesible diseñada por y para personas sordas

Fundada en Botsuana y con base operativa en Sudáfrica, Deaftronics fue creada por Baratang Miya, un ingeniero que conoce de primera mano los retos de crecer siendo sordo en África. Su enfoque parte de una premisa clara: no es suficiente con adaptar tecnologías existentes; hay que crear dispositivos pensados desde cero para el contexto y las condiciones locales.

Uno de sus productos más conocidos es un kit solar para audífonos. Este dispositivo utiliza una pequeña placa fotovoltaica que carga una batería compatible con múltiples modelos de audífonos. Puede generar hasta 60 mAh diarios bajo condiciones óptimas, lo que permite mantener el dispositivo en funcionamiento durante una semana sin necesidad de conexión eléctrica. Esto es crucial en aldeas donde la red eléctrica no está disponible o es inestable.

Otro desarrollo es un par de guantes inteligentes que traducen el lenguaje de signos en texto en tiempo real. Utilizando sensores flexibles ubicados en los dedos, el guante detecta los movimientos y los transmite a una aplicación móvil que convierte los gestos en frases escritas. Aunque aún está en fase piloto, la precisión del reconocimiento supera el 80% en pruebas realizadas con usuarios nativos de lengua de signos sudafricana.

La empresa también trabaja en módulos de vibración para alarmas domésticas y escuelas, de forma que las personas sordas puedan detectar sonidos importantes como timbres, sirenas o llamadas. Estos sistemas utilizan microcontroladores programables con una latencia inferior a 300 milisegundos entre la señal sonora y la vibración perceptible.

Más allá de la tecnología, Deaftronics también ha invertido en formación. Han capacitado a más de 200 jóvenes sordos en conocimientos básicos de electrónica, programación y reparación de audífonos. La idea no es solo distribuir productos, sino crear una red local de soporte y mantenimiento.

Tecnología con sentido comunitario

Lo que distingue a Deaftronics de otros fabricantes de tecnología asistiva es su compromiso con la autonomía local. En lugar de importar dispositivos de alto coste, la empresa ha centrado su modelo en la producción local con materiales accesibles. Por ejemplo, sus audífonos solares utilizan carcasas fabricadas con impresoras 3D de bajo consumo, y los componentes electrónicos son seleccionados por su disponibilidad en mercados regionales.

Además, su estrategia de distribución se basa en una red comunitaria de líderes sordos, educadores y asociaciones locales. Esto permite adaptar los productos a las particularidades de cada región, como las variantes lingüísticas del lenguaje de signos, o las condiciones climáticas que afectan al rendimiento solar.

La colaboración con organizaciones no gubernamentales también ha sido clave. En Uganda, por ejemplo, Deaftronics trabaja con la ONG SignHealth Uganda para adaptar sus guantes inteligentes al lenguaje de signos ugandés. Esta colaboración incluye la recopilación de datos gestuales que luego se utilizan para entrenar los algoritmos de reconocimiento de movimiento mediante técnicas de machine learning.

Desde el punto de vista técnico, el desarrollo de algoritmos de reconocimiento de signos ha supuesto un reto importante. A diferencia del lenguaje hablado, la lengua de signos implica simultaneidad de gestos, expresiones faciales y orientación espacial. El sistema actual emplea una red neuronal convolucional combinada con sensores inerciales (IMU) de 9 ejes para capturar estos matices, lo que ha incrementado notablemente la precisión en ambientes reales.

Reflexiones finales: más que inclusión, empoderamiento

Deaftronics representa una forma de innovación centrada en la comunidad, donde la tecnología no se impone desde fuera, sino que se diseña desde dentro. En un continente donde la brecha digital sigue siendo enorme y donde las personas con discapacidad enfrentan múltiples formas de exclusión, iniciativas como esta muestran que es posible desarrollar soluciones tecnológicas con impacto tangible.

Su trabajo también pone de relieve una lección importante para los desarrolladores y diseñadores de tecnología asistiva en todo el mundo: la accesibilidad no es un añadido posterior, sino una condición de diseño desde el origen.

A medida que esta startup amplía su alcance a otros países africanos y recibe atención internacional, se abre una nueva vía para el desarrollo de tecnología accesible, eficiente y culturalmente arraigada. La sordera en África no puede seguir siendo una barrera insalvable. Proyectos como Deaftronics demuestran que el cambio es posible cuando se escucha, incluso sin palabras.

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