En la conferencia Adobe MAX 2025, Adobe acaba de presentar una nueva generación de herramientas basadas en inteligencia artificial diseñadas para optimizar los flujos de trabajo de diseñadores, fotógrafos y creadores de contenido. Estas funciones permiten animar ilustraciones estáticas, modificar la iluminación de fotografías, editar vídeo con un solo fotograma o coordinar varias aplicaciones creativas mediante un asistente de IA. En este artículo se analizan los aspectos técnicos y prácticos de estas herramientas, se profundiza en su utilidad y se examina el impacto que pueden tener en la práctica creativa, con especial atención a Project Light Touch, una de las innovaciones más prometedoras.

¿Qué herramientas de IA ha presentado Adobe?

Adobe ha mostrado su apuesta por la integración profunda de la IA dentro de su ecosistema Creative Cloud, incluyendo asistentes conversacionales capaces de comprender el contexto de los proyectos y ejecutar tareas creativas de principio a fin. En su blog oficial, la empresa detalla cómo estos nuevos agentes de IA funcionan dentro de las apps más utilizadas, permitiendo que el usuario delegue tareas repetitivas sin salir de Photoshop, Illustrator o Premiere Pro.

Una de las herramientas más comentadas es Project Light Touch, que ofrece la posibilidad de reiluminar una imagen estática simulando el comportamiento real de las luces y sombras. Esta función puede mover fuentes de luz virtuales, modificar el color y la temperatura lumínica e incluso activar lámparas que no estaban en la escena original. En palabras de Digital Camera World, se trata de “una de las propuestas más impresionantes vistas en años para fotógrafos que necesitan reequilibrar la luz sin rehacer la toma”.

Desde el punto de vista técnico, todas estas funciones combinan redes neuronales de visión profunda para detectar objetos y capas, modelos generativos de difusión para crear nuevas texturas o sombras, y re-renderizado dinámico que integra los cambios sobre la imagen o vídeo original. Según datos oficiales de Adobe, estas innovaciones se apoyan en sistemas con capacidad de cálculo pixel-level, es decir, a nivel de píxel, garantizando precisión en cada modificación.

En su estudio interno “AI and the Creative Frontier”, Adobe destaca que más del 50 % de los creadores ya utiliza inteligencia artificial para mejorar su productividad y que un 76 % considera que estas herramientas han impulsado su negocio creativo. Estas cifras evidencian un cambio tangible y masivo en la forma de trabajar de los profesionales del sector.

¿Por qué importa para profesionales y aficionados del diseño?

Las nuevas funciones de Adobe tienen repercusiones directas en la productividad y la libertad creativa. Para quienes trabajan con imágenes, vídeo o redes sociales, la IA se convierte en un asistente técnico que ahorra horas de trabajo: acciones como eliminar un objeto de un plano, ajustar sombras o crear animaciones 2D pueden realizarse en segundos con resultados precisos.

También amplía el rango creativo: los diseñadores pueden centrarse en la composición y la narrativa sin perder tiempo en procesos mecánicos. Además, las herramientas de IA analizan el estilo personal del usuario, adaptando los resultados a la estética o branding de cada proyecto. En una publicación reciente, Adobe explicó que estos agentes “aprenden del tono, color y estilo del creador para producir material coherente con su portafolio visual”.

Otro avance significativo es la interoperabilidad con modelos de terceros, lo que permite a los usuarios integrar motores de IA externos dentro de Photoshop o Premiere. Esta apertura técnica no sólo amplía las capacidades de la plataforma, sino que prepara el terreno para un entorno más colaborativo y modular. Sin embargo, exige también conocimiento técnico: dominar los prompts adecuados, supervisar resultados y optimizar los flujos con hardware compatible (GPU y procesadores de alto rendimiento) se vuelve esencial.

Enfoque particular en Project Light Touch

De todas las presentaciones, Project Light Touch destaca como una herramienta de gran valor práctico. Su objetivo es modificar la iluminación de una fotografía en posproducción, algo que tradicionalmente requería conocimientos de modelado 3D o edición avanzada. Con esta herramienta, es posible añadir o mover una fuente de luz virtual, ajustar su intensidad o temperatura (por ejemplo, de 3000 K para luz cálida a 6500 K para luz fría), y recalcular automáticamente la distribución de sombras y reflejos.

Durante la demostración, Adobe mostró cómo el sistema analizaba una habitación y generaba en tiempo real un mapa de iluminación que respondía a los materiales presentes: la madera reflejaba tonos cálidos, el cristal dispersaba la luz con precisión y las sombras se adaptaban al mobiliario. Según Digital Camera World, esta tecnología “reduce horas de retoque en fotografía de interiores o retrato a simples minutos”.

En términos técnicos, el algoritmo utiliza un modelo de estimación de mapa de luz que calcula la dirección, intensidad y color de las fuentes existentes, luego reconstruye la escena con coherencia física. El sistema es capaz de procesar decenas de miles de píxeles simultáneamente, recalculando la caída de luz (fall-off) y la dispersión en función del material. Esta complejidad lo acerca a un renderizado 3D sin que el usuario tenga que abandonar Photoshop.

No obstante, su eficacia depende de la complejidad de la imagen original y de la potencia del equipo que la ejecute. En equipos estándar, las operaciones de reiluminación pueden tardar entre 10 y 20 segundos; en estaciones con GPU dedicadas, el cálculo es casi instantáneo. Este nivel de rendimiento sugiere que Adobe ha optimizado los modelos para su uso en hardware doméstico y no solo profesional.

Retos y puntos a evaluar

La llegada masiva de IA al diseño plantea desafíos evidentes. El primero es la propiedad intelectual: los creativos temen que los modelos de entrenamiento se nutran de obras sin permiso. En su estudio “AI and the Creative Frontier”, Adobe reconoce que un 56 % de los creadores considera esta práctica potencialmente perjudicial.

Otro riesgo es la homogeneización visual: si miles de creadores usan los mismos modelos o plantillas generadas por IA, el resultado podría tender a una estética uniforme. También hay una dependencia tecnológica creciente: los creativos podrían perder habilidades manuales tradicionales al delegar tareas complejas a los algoritmos.

Desde el punto de vista técnico, existe el problema de la infraestructura y costes. Muchas de estas funciones requieren cálculos pesados en la nube o hardware con GPU, lo que puede traducirse en costes de suscripción adicionales. Y no hay que olvidar la regulación: en Europa, el cumplimiento del RGPD y de la futura Ley de Inteligencia Artificial obligará a Adobe y a los usuarios a garantizar la trazabilidad de los datos y la transparencia en la generación de contenido.

Finalmente, surge la cuestión ética: si una imagen o un vídeo son generados parcialmente por IA, ¿debería indicarse al público? La transparencia y la atribución serán fundamentales para mantener la confianza en los contenidos digitales.

Reflexiones finales

Las nuevas herramientas de IA de Adobe suponen un paso firme hacia una creatividad asistida por inteligencia artificial. Los agentes conversacionales, las funciones de reiluminación y la edición predictiva de vídeo o audio consolidan un ecosistema más ágil, eficiente y flexible. Pero al mismo tiempo, exigen un compromiso del usuario: comprender cómo funciona la IA, cuándo usarla y cómo preservar su identidad creativa.

En el contexto español y europeo, donde la creación digital se expande en publicidad, redes sociales y educación, estas innovaciones ofrecen una ventaja competitiva real. Sin embargo, la adopción consciente será clave: la IA debe ser una herramienta, no un sustituto.

Quien logre combinar su talento artístico con el dominio técnico de estas funciones —desde Project Light Touch hasta los asistentes integrados de Creative Cloud— estará en una posición privilegiada para afrontar la próxima década de la creación digital.