La Inteligencia Artificial (IA) ya no es solo cosa de películas futuristas. Cada día cobra más protagonismo en la medicina, prometiendo revolucionar cómo se atiende y se trata a los pacientes.

En el norte de Alberta, Canadá, un grupo de científicos está aprovechando la IA para obtener más información de los electrocardiogramas (ECGs), herramientas esenciales para evaluar la salud del corazón. Mientras que normalmente es el personal hospitalario quien lee y descifra estos resultados, ahora, con ayuda de la IA, es posible analizar los datos y detectar a aquellos pacientes con un alto riesgo de mortalidad.

¿Cómo funciona esta maravilla tecnológica?

Estos investigadores crearon y entrenaron programas de aprendizaje automático con 1.6 millones de ECGs de 244,077 pacientes entre 2007 y 2020. Y, ¡oh sorpresa!, el algoritmo logró predecir el riesgo de muerte con un 85% de precisión. Además, pudo categorizar a los pacientes según el nivel de riesgo, y su precisión aumentaba cuando se incorporaban datos demográficos y resultados de pruebas de sangre estándar.

Más que una simple herramienta de diagnóstico

El propósito de este estudio va más allá de simplemente diagnosticar. Según la investigadora principal, Padma Kaul, el objetivo es tomar los datos generados por el sistema de salud, convertirlos en conocimiento y retroalimentar el sistema para mejorar la atención y los resultados. En pocas palabras, se busca crear un sistema de salud en constante aprendizaje y mejora.

Reflexiones finales

Las innovaciones como esta nos muestran un futuro prometedor en la medicina. La combinación de la IA con pruebas clínicas tradicionales puede ayudar a anticipar problemas y ofrecer soluciones personalizadas, lo que podría traducirse en una atención médica más proactiva y eficiente.

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