La colonización de Marte podría ser una realidad en los próximos 15 años, pero uno de los mayores desafíos es cómo alimentar a los humanos en el Planeta Rojo. Un estudio reciente realizado en los Países Bajos sugiere que las prácticas agrícolas de los antiguos mayas, específicamente el intercalado de cultivos, podrían ser la clave para cultivar alimentos nutritivos en Marte. Este método no solo muestra potencial para la agricultura espacial, sino también para enfrentar los desafíos de la agricultura en la Tierra en un clima cambiante.
Adaptando técnicas mayas a la agricultura marciana
El cultivo de alimentos frescos en Marte se ha convertido en una prioridad crucial ante la perspectiva de misiones tripuladas al planeta rojo en los próximos 15 años. Viajar a Marte implica un viaje de nueve meses solo de ida, lo que hace inviable el transporte continuo de suministros alimenticios desde la Tierra. A pesar de que los alimentos deshidratados han sido esenciales en las misiones espaciales, no son una solución viable a largo plazo debido a su menor valor nutricional y la dificultad logística de transportar grandes cantidades.
El desafío del suelo marciano
El principal reto para la agricultura en Marte radica en su atmósfera y suelo. Marte tiene una atmósfera cien veces más delgada que la de la Tierra, con una composición dominada por dióxido de carbono, nitrógeno y argón. Estos factores crean un entorno hostil para los cultivos terrestres. Para superar este desafío, los científicos de Wageningen University & Research han recurrido a la técnica de intercropping utilizada por los mayas, quienes cultivaban diferentes plantas juntas para mejorar la resiliencia de sus cultivos frente a la sequía y las enfermedades.
Estudio en suelos simulados de Marte
En su investigación, los científicos plantaron tomates, zanahorias y guisantes en un simulador de suelo marciano llamado regolito, así como en suelo terrestre y arena de río. Estos cultivos fueron elegidos por su alto contenido nutricional y por ser complementarios entre sí: los tomates proporcionan soporte para que los guisantes trepen y sombra para las zanahorias sensibles al calor; los guisantes fijan nitrógeno en el suelo, transformándolo en amoníaco, que sirve de alimento para las plantas; y las zanahorias ayudan a airear el suelo, mejorando la absorción de agua y nutrientes.
Resultados prometedores
Después de 105 días de cultivo en invernaderos simulando condiciones marcianas, se midieron los rendimientos y la densidad nutricional de los cultivos. Los tomates mostraron un notable éxito en el regolito con intercropping, alcanzando una mayor biomasa y niveles más altos de potasio en comparación con otros métodos. Sin embargo, los guisantes y zanahorias no prosperaron tan bien junto a los tomates en el regolito, posiblemente debido a que los tomates, conocidos como “comedores pesados”, absorbían la mayoría de los nutrientes disponibles.
Además, la bacteria Rhizobia, que se añadió para ayudar a los guisantes en la fijación de nitrógeno, no sobrevivió en el ambiente de pH más alto del regolito. Esto resultó en que los guisantes no pudieran convertir el nitrógeno en amoníaco, afectando negativamente a sus compañeros de parcela.
Ajustes y mejoras futuras
A pesar de las dificultades, los resultados del estudio son alentadores. Los investigadores creen que pueden ajustar el regolito para hacerlo más acogedor para el intercropping. Por ejemplo, después de la primera cosecha, se pueden compostar las partes no utilizadas de los cultivos para aumentar el valor nutricional del regolito. Este enfoque no solo beneficiaría a los futuros agricultores en Marte, sino también podría ser una solución viable para la agricultura en la Tierra, especialmente en regiones afectadas por la desertificación y el cambio climático.
Reflexiones adicionales
El uso de técnicas agrícolas ancestrales como el intercropping maya demuestra que podemos aprender mucho del pasado para enfrentar los desafíos del futuro. La investigación actual sugiere que cultivar alimentos en Marte es una posibilidad real, y estos métodos también pueden mejorar la agricultura en la Tierra. Con el cambio climático alterando las condiciones de cultivo y haciendo que el suelo se vuelva más arenoso en algunas áreas, la resiliencia demostrada por las plantas intercaladas en arena de río es una señal positiva para el futuro de la agricultura.
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