Los “smart gumshields” son protectores bucales inteligentes que registran las fuerzas involucradas en los deportes de contacto, como el rugby. Estos dispositivos, equipados con un chip para registrar las fuerzas de aceleración, se están introduciendo gradualmente en el rugby profesional, con el objetivo de proporcionar datos en tiempo real sobre los impactos en la cabeza de los jugadores. Esto no solo ayuda a comprender mejor las lesiones, sino que también puede influir en los protocolos de evaluación de lesiones en la cabeza.

¿Qué dice la investigación respaldada por World Rugby?

World Rugby ha financiado estudios para evaluar la efectividad de estos dispositivos, como el estudio Orchid en Nueva Zelanda y la extensión Elite en Irlanda del Norte. Estos estudios han encontrado que la mayoría de los eventos de contacto en el rugby no resultan en una fuerza significativa en la cabeza, lo que sugiere que el deporte puede ser más seguro de lo que se pensaba anteriormente. Sin embargo, algunos expertos han cuestionado la metodología y los hallazgos de estos estudios, destacando la necesidad de una investigación más rigurosa y detallada.

Críticas y llamados a la acción

A pesar de los avances en la tecnología de los “smart gumshields”, persisten preocupaciones sobre su precisión y relevancia clínica. Algunos expertos argumentan que los datos recopilados pueden subestimar la gravedad de los impactos en la cabeza, lo que podría llevar a una subestimación de las lesiones potenciales. Además, se ha señalado un posible conflicto de intereses en la investigación respaldada por World Rugby, lo que plantea interrogantes sobre la independencia y la objetividad de los hallazgos.

En medio de estas controversias, exjugadores y defensores de la seguridad en el rugby, como Alix Popham, han instado a una acción más enérgica para proteger a los jugadores contra las lesiones en la cabeza. Se han sugerido cambios en los protocolos de manejo de lesiones, así como en la programación y la intensidad del entrenamiento, con el objetivo de reducir el riesgo de lesiones graves y a largo plazo.

En última instancia, el objetivo sigue siendo garantizar la seguridad y el bienestar de los jugadores de rugby en todos los niveles, mientras se mantiene la integridad y la emoción del deporte. Es fundamental abordar las preocupaciones actuales y continuar avanzando hacia soluciones que protejan a los jugadores y preserven la esencia misma del rugby como un deporte físico y competitivo.

 

 

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