Atrás quedaron los días de protestas en Vermont (USA) por la expansión de su única empresa de gas natural. Hoy, una nueva propuesta emerge, y aunque sigue siendo polémica, el foco está en la sustentabilidad.
Ahora Vermont Gas Systems (VGS) está proponiendo un nuevo proyecto: una tubería de 13 kilómetros para llevar biogás desde la granja lechera más grande del estado, hasta Enosburg Falls donde la compañía Novilla RNG, planea construir un digestor de estiércol de casi 10.000 m3. El propósito es sencillo: tomar los desechos de aproximadamente 6.000 vacas, calentarlos y capturar el metano resultante para introducirlo en el gasoducto de VGS.
Sin embargo, no todos están contentos. Algunos críticos ven este proyecto como una «solución climática falsa» y una manera de greenwashing. Argumentan que proyectos como estos generan grandes cantidades de metano contaminante y obligan a las granjas a adoptar prácticas industriales que terminan costando más al medio ambiente y a los residentes de Vermont.
Las ventajas del Biogás: ¿Es realmente verde?
El biogás o gas natural renovable es promovido como una fuente más limpia de energía en comparación con los combustibles fósiles. Además, el proyecto tiene como objetivo ayudar a los agricultores y reducir las emisiones de metano, un gas de efecto invernadero. Mark Hill, co-CEO de Novilla RNG, lo compara con los proyectos solares de los años 90, que a pesar de ser pequeños en ese momento, han tenido un gran impacto en la reducción de las emisiones de carbono gracias a la inversión sostenida.
¿El Futuro del Gas Natural en Vermont?
VGS espera que el 20% de su gas vendido para 2030 sea renovable. Esta cifra puede parecer pequeña, pero considerando que actualmente es menos del 3%, es un avance significativo. Para la comunidad, el proyecto representa una oportunidad de acercarse a una economía más verde. Sin embargo, hay preocupaciones legítimas sobre los impactos ambientales reales, especialmente cuando las prácticas agrícolas industriales están involucradas.
Reflexiones finales
Vermont se encuentra en una encrucijada. Por un lado, la necesidad de soluciones climáticas sostenibles nunca ha sido tan urgente. Por otro, es esencial garantizar que estas soluciones no causen más daño en el proceso. Las granjas, la industria y la comunidad en general deben colaborar para encontrar un equilibrio que beneficie tanto al medio ambiente como a la economía.
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