Esta mañana, desde Cibervoluntarios hemos tenido el gusto de compartir, en al bonito pueblo madrileño de Pedrezuela con una docena de mayores, nuestras experiencias con Internet de las Cosas y han quedado muy contentos y con ganas de montar sus propios proyectos con Arduinos y Raspberry Pi. De ahí que no hayáis tenido vuestra ración matutina de noticias pero ha merecido la pena.

Por otro lado estamos a punto de empezar en casa alguna pequeña obra que teníamos retrasada desde hace tiempo por lo que, con el movimiento de cajas, estamos redescubriendo cosas pendientes de revisar como, por ejemplo, la impresora 3D que lleva casi cuatro años en su caja esperando un sitio para colocarla.

Hablando de impresión 3D, en la Universidad de la Concordia en Canadá  han desarrollado un nuevo método de bioimpresión que permite emplear tintas enriquecidas con neuronas adultas vivas.

Este método mantiene altos niveles de viabilidad y funcionalidad celulares, superiores a los logrados mediante otras técnicas de bioimpresión con neuronas.

Las neuronas procedentes de ratones se agregaron en suspensión a una solución, conformando así la biotinta, y se cargaron en el cabezal de impresión sobre un sustrato biocompatible.

Se enfocaron pulsos láser de nanosegundos de baja energía en el centro del cabezal, lo que generó microburbujas que se expandieron y expulsaron un microchorro cargado de células sobre el sustrato situado debajo.

Las muestras se incubaron brevemente, se lavaron y se volvieron a incubar durante 48 horas. A continuación, el equipo realizó varias pruebas para medir las capacidades de las células impresas.

Un ensayo de viabilidad reveló que el 86 por ciento de las células seguían vivas dos días después de la impresión.

Los índices de viabilidad mejoraban cuando el láser utilizaba una energía más baja.

La termomecánica asociada al uso de mayor energía del láser era más probable que dañara a las células.

Las observaciones de diversos rasgos de conducta de las neuronas impresas revelaron que en general esas células se estaban comportando con normalidad.

Por tanto, todo apunta a que la nueva técnica podría ser una importante contribución al campo de la bioimpresión.

Aún falta mucho trabajo de investigación y desarrollo antes de que mediante bioimpresión se pueda imprimir un órgano vivo entero para trasplantarlo a una persona que lo necesite.

Pero mientras tanto, la nueva técnica, como otras, ya tiene algunas aplicaciones prácticas ya que por lo pronto, puede servir para confeccionar tejidos humanos en los que probar nuevas sustancias candidatas a medicamentos sin necesidad de recurrir a la experimentación en animales. También servirá para fabricar pequeños implantes funcionales.

 

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