Aparte de que la espinaca era la verdura preferida de Popeye el marino no sabía que tenía tanta ecdisterona capaz de favorecer la hipertrofia muscular tanto como para que científicos alemanes propuesieran incluirla en la lista de sustancias dopantes.

Sin embargo esto no es nada comparado con lo que se acaba de publicar la gente del MIT en la revista Nature : han descubierto que las raíces de las plantas de espinacas pueden detectar la presencia de “nitroaromáticos en el agua subterránea”, algo que suele estar presente en distintos tipos de explosivos, como las minas terrestres.

La idea, una vez las plantas detectan la presencia, es que los nanotubos instalados en la espinaca emitan una señal que será detectada por una cámara infrarroja y, después, el sistema altertará a los científicos de la detección de nitroaromáticos mediante un e-mail.

Aunque el experimento original se basa en la detección de productos químicos presentes en los explosivos, los científicos creen que las plantas podrían ser sometidas a bioingeniería con el propósito de que detecten “cosas” como la contaminación en el suelo, y alerten a los responsables de una región.

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