La compañía china Li Auto, conocida por fabricar vehículos eléctricos, acaba de dar un giro inesperado: ha lanzado sus primeras gafas inteligentes con IA, llamadas Livis. El movimiento marca un paso hacia la diversificación más allá del sector automovilístico y sugiere la intención de convertirse en un actor relevante en hardware de consumo. Las Livis no son unas simples gafas: combinan funciones de cámara, audio, interacción por voz e integración con el ecosistema del coche, todo en un dispositivo de apenas 36 gramos. Esta apuesta refleja cómo las empresas automovilísticas buscan nuevos caminos en un entorno competitivo en el que ya no bastan los vehículos.
Un nuevo rumbo para Li Auto
Desde su primer beneficio anual en 2023, Li Auto ha tenido que enfrentarse a un trimestre con pérdidas —la primera en casi tres años— lo que ha encendido las alarmas sobre su dependencia del mercado automovilístico. Con la introducción de las gafas Livis, la empresa pretende ampliar su radio de acción. En palabras de su vicepresidente senior, restringirse únicamente a automóviles produciría un “perseguir especificaciones sin aportar valor real al usuario”.
Las Livis se comercializan desde el 3 de diciembre en China, con un precio de partida de 1.999 yuanes (unos 240 EUR aprox.). Gracias a una subvención estatal del 15 % vigente hasta el 31 de diciembre, ese coste puede bajar a unos 1.699 yuanes para consumidores locales.
Li Auto ha constituido nuevas divisiones internas dedicadas a hardware ponible y robótica espacial, dejando claro que su intención a medio-largo plazo es convertirse en un referente de inteligencia artificial —no solo sobre ruedas—.
Características técnicas destacadas de Livis
Desde un punto de vista técnico, las gafas Livis presentan especificaciones competitivas: su montura pesa 36 gramos, más ligera que muchas gafas inteligentes del mercado —un 20 % menos, según la firma—, lo cual mejora notablemente la comodidad en uso prolongado.
Incorporan una cámara de 12 megapíxeles (sensor Sony IMX681), capaz de capturar fotografías con resolución 4032×3024 y grabar vídeo en 1440p a 30 fps. Además la lente corre a cargo de Zeiss, lo que dota al dispositivo de óptica de calidad.
En cuanto a autonomía, la batería permite hasta 18,8 horas de uso diario (y, según cifras de prensa, unos 78 horas en modo standby), lo que lo sitúa cerca de las exigencias reales de un dispositivo wearable.
La integración de IA se sustenta en el modelo multimodal interno de Li Auto, llamado MindGPT-4o, y en el asistente por voz “Li Classmate”, capaz de responder preguntas, ejecutar comandos de domótica del vehículo —como activar el aire acondicionado, calentar el volante o abrir la puerta del maletero— e incluso ofrecer un modo infantil.
Además, aunque las Livis siguen la forma de unas gafas “tradicionales”, Li Auto las define internamente como “robots ponibles” (“wearable robots”), dentro de su estrategia de ‘inteligencia incorporada’ (“embodied intelligence”) que combina vehículo, hardware portátil y posiblemente otros desarrollos robóticos en el futuro.
Qué supone su irrupción en el mercado
La entrada de Li Auto en el mundo de los wearables supone un cambio paradigmático: las gafas inteligentes, cuya adopción masiva ha sido hasta ahora limitada, encuentran a un nuevo actor con una base instalada de usuarios (propietarios de sus coches) y con recursos de desarrollo de hardware. La estrategia es clara: reducir el ciclo de repeticiones típico del automóvil, vinculando al usuario a un ecosistema tecnológico más amplio, con elementos de IA más cotidianos.
A nivel de mercado, las Livis se insertan en un momento de fuerte crecimiento de dispositivos inteligentes ponibles. De hecho, según datos de investigación del sector, el mercado doméstico chino de gafas de consumo inteligente crecía un 186 % interanual en el tercer trimestre de 2025, con una demanda creciente por productos no basados en pantallas.
Técnicamente, el reto es lograr un balance entre peso reducido, autonomía, potencia computacional y comodidad. Livis —con su peso de 36 gramos y autonomía de casi 19 horas— representa un avance en esa ecuación triangular. Pero aún queda por ver si el público en general aceptará llevar gafas inteligentes en su día a día, un vínculo más íntimo que llevar un smartphone. eu.36kr.com+1
Una mirada comparativa: punto de vista histórico del hardware ponible
Históricamente, las gafas inteligentes —como las pioneras del sector— fracasaron al mezclar expectativas de realidad aumentada con limitaciones técnicas: batería, peso, comodidad y utilidad real. Con la nueva generación de dispositivos, especialmente los que priorizan funciones más discretas pero funcionales (audio, cámara, IA), hay un viraje hacia la practicidad —una tendencia que entidades como Meta con sus Ray-Ban Meta Glasses han incubado en Occidente.
De hecho, aunque las Livis no montan una pantalla ni un HUD para realidad aumentada, su enfoque en captura de imagen, comando por voz e integración de IA coloca al producto en la línea actual de lo que funciona: menos “gadget futurista”, más “asistente útil y discreto”. Además, el uso combinado de gafas ligeras y potencia de cálculo externa (el vehículo como plataforma de computación) permite descargar del hardware ponible buena parte del procesamiento pesado, algo esencial para mantener autonomía y ligereza.
Este enfoque, con separación clara de funciones (interfaz ligera portátil + “cerebro” en otro dispositivo más potente), recuerda a las estrategias en computación distribuida o edge computing, adaptadas al hardware de consumo.
Reflexiones finales
El lanzamiento de Livis puede representar un punto de inflexión: si gana adopción, podría transformar la imagen de Li Auto, de fabricante de vehículos eléctricos a proveedor de soluciones inteligentes integradas. Pero el camino no está exento de obstáculos: la competencia del sector wearable es feroz, con jugadores consolidados, y convencer a los usuarios —muchos reacios a depender de gafas inteligentes— será clave.
Desde el punto de vista técnico, el balance conseguido —36 gramos, casi 19 horas de uso, cámara de 12 MP, lente Zeiss, integración de IA y funciones de coche— suena muy razonable. Pero la clave estará en que el software y la integración ofrezcan una experiencia fluida: comandos por voz precisos, funciones útiles en el día a día, compatibilidad con otros dispositivos y un ecosistema estable.
Es probable que en los próximos meses veamos si Li Auto amplía su línea de productos ponibles —quizás a relojes o incluso nuevos tipos de wearables— y si logra atraer a usuarios más allá de sus clientes de automóviles. Al fin y al cabo, el éxito dependerá de que las gafas pasen de ser un accesorio curioso a una herramienta cotidiana de asistencia y conectividad.
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