Flyoobe, antes conocida como Flyby11, es una aplicación de código abierto diseñada para actualizar un PC con Windows 10 a Windows 11 incluso en equipos que Microsoft etiqueta como “no compatibles”. Además de esquivar requisitos como TPM 2.0, Secure Boot o procesadores determinados, Flyoobe permite personalizar la experiencia inicial de arranque (OOBE), eliminar aplicaciones preinstaladas consideradas bloatware y ajustar parámetros de privacidad. La última versión, la 1.6, introduce mejoras en la personalización del instalador, en el control de los pasos de OOBE y en la automatización de scripts posteriores, con el objetivo de ofrecer un sistema más ligero y adaptable. Aunque está pensada para usuarios con cierta experiencia, también resulta útil para quienes desean prolongar la vida útil de hardware más antiguo.

¿Qué hace exactamente Flyoobe?

Flyoobe actúa sobre el instalador de Windows 11 para evitar que se detenga al comprobar requisitos de hardware. Los filtros que Microsoft impone incluyen la necesidad de TPM 2.0, el arranque seguro habilitado y una lista específica de CPUs. Mediante técnicas basadas en scripts de PowerShell y modificaciones de registro, Flyoobe consigue que la instalación continúe aunque el PC no cumpla oficialmente con esas condiciones. Tal y como detalla Pocket-Lint, el programa puede descargar automáticamente la ISO de Windows 11 desde los servidores oficiales de Microsoft o utilizar una ya existente en el ordenador del usuario, aplicando los cambios necesarios para superar los bloqueos.

A nivel técnico, Flyoobe ajusta políticas de grupo, configura la creación de cuentas locales sin necesidad de vincularlas a Microsoft y ofrece un módulo de eliminación de paquetes appx predeterminados. También permite saltarse pantallas de bienvenida de Copilot u otras funciones de IA. Como resultado, el consumo de RAM y el espacio en disco tras la instalación se reducen de manera notable, aunque la magnitud exacta depende de las apps eliminadas y de la configuración elegida por cada usuario.

Flyoobe frente a métodos oficiales y riesgos asociados

Las vías oficiales para actualizar a Windows 11 pasan por herramientas como Media Creation Tool o Update Assistant, que mantienen intactos los requisitos de seguridad. Estos métodos solo funcionan si el hardware cumple con las especificaciones de Microsoft, lo que deja fuera a millones de ordenadores que se quedarán sin soporte cuando Windows 10 alcance el fin de su ciclo de vida el 14 de octubre de 2025. Según Windows Central, la existencia de alternativas como Flyoobe responde precisamente a esa necesidad de prolongar la utilidad de hardware no admitido oficialmente.

El uso de Flyoobe conlleva riesgos. Saltarse los requisitos de seguridad significa que el sistema podría quedar más expuesto a vulnerabilidades o funcionar con ciertas limitaciones. Tal como advierte Windows Forum, si el procesador no soporta determinadas instrucciones, la instalación puede fallar. A ello se suma la posibilidad de que algunos controladores no reciban actualizaciones oficiales, lo que derivaría en inestabilidades o pérdida de funciones. Existe además la incertidumbre de que Microsoft, en futuras versiones, cierre las puertas a este tipo de soluciones externas, con lo que no habría garantía de recibir actualizaciones completas después de la instalación.

Detalles de la versión más reciente

La edición 1.6 de Flyoobe introduce un conjunto de mejoras orientadas a la usabilidad. Según el análisis de Windows Central, ahora es posible gestionar de forma más precisa los pasos de OOBE, elegir entre varios niveles de limpieza de aplicaciones preinstaladas y ejecutar scripts de optimización una vez concluida la instalación. Este enfoque hace que el sistema operativo resultante sea más ligero y rápido desde el primer arranque.

Los usuarios reportan que, tras usar Flyoobe, el espacio ocupado en disco es varios gigabytes inferior respecto a una instalación estándar y que el consumo de memoria RAM en reposo se reduce de forma apreciable. Aunque estas cifras varían según la configuración elegida, demuestran que la herramienta no solo sirve para sortear requisitos de hardware, sino también para optimizar Windows 11.

Flyoobe como herramienta de actualización

El núcleo de este tema es la propia herramienta. En su repositorio de GitHub se detallan tanto las versiones estables como las notas de cambios, que explican cómo se ha pasado de Flyby11 a la actual Flyoobe con un mayor enfoque en la personalización y en la experiencia de arranque.

El proceso técnico incluye el montaje de la ISO, la ejecución de scripts que modifican comprobaciones de hardware y la aplicación de políticas de grupo personalizadas. Un módulo específico de OOBE permite definir qué pantallas verá el usuario la primera vez que encienda el equipo. En escenarios de hardware antiguo, Flyoobe puede ejecutarse en modo “classic”, que mantiene la mayor parte de la instalación original pero elimina los filtros más estrictos. Tal como indica GitHub Releases, las últimas actualizaciones se centran en mejorar la compatibilidad con distintos escenarios y ofrecer más flexibilidad en la eliminación de aplicaciones.

Eso sí, se recomienda encarecidamente realizar copias de seguridad y preparar medios de recuperación antes de usar Flyoobe. Aunque la mayoría de las instalaciones se completan sin problemas, las modificaciones profundas del instalador de Windows siempre conllevan un margen de riesgo.

Reflexiones adicionales

La existencia de herramientas como Flyoobe pone de relieve el debate sobre los límites de la obsolescencia. Microsoft argumenta que imponer requisitos de hardware refuerza la seguridad y la estabilidad de Windows 11, pero millones de usuarios consideran injusto que equipos plenamente funcionales queden excluidos por no disponer de un chip TPM 2.0 o por tener una CPU de generación anterior. En este contexto, Flyoobe actúa como un puente para quienes prefieren seguir usando sus ordenadores sin invertir en nuevo hardware.

Desde un punto de vista técnico, las modificaciones aplicadas por Flyoobe no solo aligeran el sistema, sino que permiten comprobar de primera mano cuánto del “lastre” de Windows se debe a decisiones de software y no a limitaciones reales del hardware. La reducción de procesos en segundo plano, la eliminación de apps innecesarias y la simplificación de OOBE demuestran que Windows puede funcionar con mayor fluidez si se ajusta a las necesidades del usuario.

Sin embargo, hay que tener claro que la herramienta no está exenta de riesgos y que su uso queda fuera de cualquier soporte oficial. Quienes decidan usarla deben hacerlo con plena conciencia de las posibles consecuencias, desde fallos de compatibilidad hasta la pérdida de soporte futuro.

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