La Raspberry Pi 5 gana un nuevo aliado para conexiones de red de alta velocidad gracias a adaptadores compatibles con interfaz PCIe y chip Realtek RTL8125. Con costes reducidos —alrededor de 10–40 USD/EUR dependiendo del modelo— estos adaptadores permiten aprovechar redes domésticas o de oficina modernas con velocidades de hasta 2.5 Gb por segundo, mucho más allá del típico 100 Mb de las versiones anteriores. Esto convierte a la Pi 5 en un dispositivo viable para tareas de red exigentes: servidores domésticos, estaciones multimedia, redes internas rápidas, copias de seguridad, contenedores, etc. En este artículo exploramos lo que sabemos hasta ahora, su relevancia técnica y sus implicaciones.
Qué aporta un adaptador 2.5 GbE vía PCIe a la Raspberry Pi 5
El adaptador PCIe a 2.5 GbE de Waveshare, diseñado para la Raspberry Pi 5 emplea el controlador Realtek RTL8125, ampliamente usado en tarjetas de red de sobremesa por su fiabilidad y rendimiento. Con este tipo de adaptador la Pi 5 puede alcanzar hasta 2.5 gigabits por segundo, lo que supone un aumento de 25× sobre los 100 Mbit/s de Ethernet estándar de modelos anteriores. Técnicamente, el uso de PCIe reduce cuellos de botella: la interfaz PCIe permite un ancho de banda de datos suficiente para saturar esas tasas en escenarios reales —algo clave si piensas usar la Pi para servicios intensivos en red.
Este tipo de tarjeta convierte la Raspberry Pi 5 en una plataforma más versátil: puede actuar como un servidor doméstico para almacenamiento en red, como nodo de streaming de alta calidad, como servidor de copias de seguridad o incluso como base para una pequeña red local con requisitos elevados de rendimiento. Además, al ser un adaptador externo, no requiere modificar la placa base: basta con conectar la tarjeta a la ranura correspondiente y configurar el sistema operativo para usar el nuevo interfaz. El coste relativamente bajo —un adaptador puede encontrarse por unos 37,95 € en tiendas especializadas— lo hace una mejora de muy buena relación calidad-precio.
Por qué ahora tiene sentido apostar por conexiones de mayor velocidad
En los últimos años, las redes domésticas y de pequeña empresa han dejado de ser meras conexiones de 100 Mb para evolucionar hacia redes de Gigabit y más allá. Contenidos multimedia en alta resolución, copias de seguridad en red, contenedores, máquinas virtuales o sincronización de datos requieren mayor ancho de banda y menor latencia. Un adaptador de 2.5 GbE ayuda a garantizar que la Raspberry Pi 5 no sea el eslabón débil de esa cadena.
Además, usar PCIe para conectar el adaptador implica que los datos no deben pasar por controladores USB o interfaces saturadas; la transferencia se realiza directamente por el bus PCIe, lo que reduce latencias y permite un uso más eficiente del hardware. Esto representa una mejora substancial en términos de capacidad de red, eficiencia y estabilidad. En proyectos donde la Pi actúa como servidor, el uso de un adaptador sólido de 2.5 GbE puede marcar la diferencia entre una conexión fluida y una red limitada por hardware.
Consideraciones, limitaciones y cuándo puede no compensar
No obstante, hay factores a evaluar tal y como contábamos hace unos días. Primero, aunque teóricamente 2.5 GbE supone una gran mejora, no todas las redes domésticas alcanzan esa velocidad: si tu router o switch no soportan más de 1 Gbps, no aprovecharás todo el potencial del adaptador. En ese caso, la inversión puede no justificarse. También es importante considerar la configuración del sistema operativo: puede requerirse instalación de controladores o ajustes en la configuración de red, algo que no siempre es trivial si no tienes experiencia.
Además, mover grandes cantidades de datos exige almacenamiento rápido: si conectas discos lentos vía USB a la Pi, el cuello de botella podría saltar ahí. Así pues, para exprimir un adaptador 2.5 GbE conviene tener un ecosistema equilibrado: red, almacenamiento y sistema operativo configurados correctamente.
Reflexiones sobre el impacto técnico y práctico
La introducción de adaptadores 2.5 GbE para la Raspberry Pi 5 supone un paso importante hacia un uso más profesional de esta placa. No estamos ante un simple juguete o experimento: cuando la red, el almacenamiento y el software están bien alineados, la Pi 5 puede funcionar como un servidor de red doméstico serio, un nodo de backup, un servidor multimedia de alta calidad o una plataforma para desarrollo y testeo de redes.
Desde un punto de vista técnico, el uso del controlador Realtek RTL8125 garantiza compatibilidad con estándares modernos y permite saturar enlaces de 2.5 Gbps cuando la infraestructura lo permite. Esto abre posibilidades para usuarios avanzados: redes internas rápidas, sincronización de datos, servidores de archivos, contenedores, virtualización ligera. Para aficionados, representa una mejora notable con una inversión modesta.
Pero también plantea preguntas: ¿realmente necesitamos 2.5 GbE en casa? ¿Vamos a tener infraestructura que lo soporte? ¿O acabará siendo una “capacidad desperdiciada”? En entornos domésticos tradicionales puede que un enlace Gigabit sea suficiente. Sin embargo, si planeas montar una red doméstica moderna —con muchos dispositivos, almacenamiento en red, streaming interno, etc.— el salto puede merecer la pena.
En definitiva, el adaptador PCIe 2.5 GbE para la Raspberry Pi 5 toma lo que ya era un proyecto versátil y lo eleva a un nivel apto para tareas serias de red. Con costes contenidos y mejoras tangibles en rendimiento, representa una de las mejoras de hardware más efectivas para quien busca sacar partido real de su Pi.
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