El Raspberry Pi 500+ es un ordenador de escritorio todo en uno cuya electrónica se integra dentro de un teclado mecánico con iluminación RGB, 16 GB de memoria LPDDR4X, almacenamiento interno mediante un SSD NVMe de 256 GB y capacidad de expansión a través de un conector M.2. Con un procesador Broadcom BCM2712 basado en cuatro núcleos Arm Cortex-A76 a 2,4 GHz y conectividad moderna —incluyendo doble micro-HDMI, Wi-Fi 5, USB 3.0 y GPIO— ofrece una solución compacta y potente para quienes buscan un equipo funcional en un formato reducido. El precio de lanzamiento se sitúa en 200 USD (unos 185-200 € antes de impuestos y aranceles) en la versión básica, mientras que el “Desktop Kit” con ratón, fuente de alimentación y cable HDMI asciende a 220 USD, según explicó la propia fundación en su web oficial en raspberrypi.com.

Este dispositivo supone una clara evolución frente al Raspberry Pi 500 original al incorporar un teclado mecánico con teclas intercambiables, retroiluminación configurable y almacenamiento NVMe interno, lo que mejora de forma notable el rendimiento frente a la tradicional microSD. En pruebas independientes se ha observado que los tiempos de arranque, la velocidad de lectura y la fluidez en multitarea se sitúan muy por encima de modelos previos, tal como señaló Phoronix en su análisis en phoronix.com.

Arquitectura y especificaciones técnicas

El corazón del Raspberry Pi 500+ es el chip Broadcom BCM2712, con cuatro núcleos Arm Cortex-A76 que trabajan a una frecuencia de 2,4 GHz. Se trata del mismo procesador utilizado en el Raspberry Pi 5, lo que garantiza compatibilidad con software ya desarrollado para esa plataforma. Como señala CNX Software en cnx-software.com, la memoria instalada alcanza los 16 GB de LPDDR4X a 4267 MT/s, la mayor cifra jamás ofrecida por la fundación en un producto de escritorio integrado. Esto permite abrir decenas de pestañas en un navegador sin que el sistema se resienta, ejecutar compilaciones de código más complejas y mantener abiertas varias aplicaciones de productividad al mismo tiempo sin ralentizaciones perceptibles.

El almacenamiento interno también da un salto cualitativo. La incorporación de un SSD NVMe de 256 GB preinstalado con Raspberry Pi OS supone abandonar la dependencia casi exclusiva de la microSD. La mejora no es marginal: en tareas de lectura y escritura aleatoria, los resultados superan en hasta ocho veces a los obtenidos con tarjetas SD, de acuerdo con las pruebas publicadas en phoronix.com. Esta diferencia se traduce en un arranque del sistema operativo en apenas unos segundos y en una reducción muy visible de los tiempos de carga de aplicaciones. Aun así, se mantiene la compatibilidad con microSD como alternativa de arranque o almacenamiento adicional.

En el apartado de conectividad, el dispositivo incorpora doble salida micro-HDMI capaz de gestionar pantallas 4K a 60 Hz, tres puertos USB de tipo A (dos de ellos 3.0), Ethernet Gigabit, Wi-Fi 5 de doble banda y Bluetooth 5.0. Además, como ocurre con otras placas de la fundación, se mantiene el encabezado GPIO de 40 pines, lo que facilita a los entusiastas la conexión de módulos, sensores o dispositivos electrónicos externos. Para la alimentación se recurre a un puerto USB-C estándar, mientras que un botón de encendido integrado en el propio teclado simplifica el uso cotidiano.

La refrigeración es otro punto relevante. Raspberry Pi ha apostado por un disipador de aluminio de una sola pieza que cubre el conjunto del procesador y los componentes principales, ayudando a mantener temperaturas estables bajo cargas sostenidas. Aunque en escenarios de estrés prolongado podría producirse cierto thermal throttling, en la mayoría de situaciones de uso diario el rendimiento se mantiene sin caídas significativas.

Un teclado que marca la diferencia

El teclado es sin duda la característica más llamativa del Raspberry Pi 500+. A diferencia de los modelos anteriores, que utilizaban teclados de membrana más básicos, esta versión incorpora interruptores mecánicos Gateron KS-33 Blue de perfil bajo. La sensación de escritura cambia radicalmente: mayor recorrido, tacto más firme y respuesta sonora con un nivel de ruido en torno a los 55-60 dBA medidos a un metro de distancia, lo que lo hace notoriamente más audible que un teclado convencional pero también más satisfactorio para quienes buscan esa experiencia.

Cada tecla cuenta con retroiluminación RGB configurable de manera individual. El control de esta iluminación se gestiona mediante un microcontrolador RP2040, el mismo chip que da vida a la familia Raspberry Pi Pico, y es compatible con firmware de estilo QMK. Esto significa que los usuarios avanzados pueden personalizar macros, secuencias de teclas e incluso desarrollar sus propios patrones de iluminación, como se ha mostrado en pruebas realizadas por Jeff Geerling en jeffgeerling.com.

El peso total del dispositivo asciende a unos 600 gramos, cifra claramente superior a los 385 gramos del Pi 500, debido a la estructura reforzada, el mecanismo mecánico y el almacenamiento interno. Aun así, sigue siendo un ordenador compacto que se transporta con facilidad y que mantiene la filosofía de “la computadora está en el teclado”.

Comparativa con otros modelos

El salto frente al Raspberry Pi 500 original y al anterior Pi 400 es muy evidente. El Pi 500 ofrecía 8 GB de RAM, teclado de membrana y dependía del almacenamiento en microSD, mientras que el Pi 400 se limitaba a 4 GB de memoria. En cambio, el nuevo Pi 500+ dobla la memoria del modelo previo, añade almacenamiento NVMe y ofrece un teclado mecánico de gama superior. Aunque el precio se ha incrementado hasta los 200 USD, el salto de prestaciones justifica la diferencia, especialmente para quienes desean un ordenador listo para tareas de escritorio reales y no solo un dispositivo educativo o experimental.

En el ecosistema de hardware compacto existen alternativas como mini PCs con procesadores x86, que en algunos casos superan en potencia bruta al Pi 500+. Sin embargo, esas opciones suelen tener un coste más elevado, consumen más energía y no cuentan con la enorme comunidad que respalda al ecosistema Raspberry Pi. Además, pocas de ellas integran de manera tan coherente el ordenador completo dentro de un teclado con capacidad de personalización.

Usos recomendados y limitaciones

El Raspberry Pi 500+ puede desempeñar un papel importante en contextos educativos, ya que simplifica el despliegue de equipos al integrar ordenador y teclado en una sola pieza. También resulta atractivo para usuarios domésticos que buscan un ordenador compacto para ofimática, navegación, programación o edición ligera. Otro grupo potencial son los desarrolladores y makers, que pueden aprovechar el GPIO para proyectos electrónicos y al mismo tiempo disponer de un entorno de escritorio funcional.

No obstante, existen limitaciones claras. Este dispositivo no puede competir con ordenadores portátiles o de sobremesa de gama media en tareas como edición de vídeo profesional, renderizado 3D o videojuegos modernos. La ranura M.2 que ofrece está limitada en ancho de banda y no permite conectar de forma directa una GPU externa con garantías de rendimiento, lo que restringe la expansión hacia usos más exigentes. A esto se suma el mayor nivel de ruido del teclado mecánico, que puede resultar poco apropiado en entornos muy silenciosos, y el hecho de que la versión básica no incluye fuente de alimentación ni ratón ni cable HDMI, elementos que el usuario deberá adquirir aparte.

Enfoque en el producto

Si nos centramos exclusivamente en el Raspberry Pi 500+, la propuesta resulta clara: un ordenador integrado en un teclado mecánico, con almacenamiento moderno, memoria generosa y una comunidad de soporte amplia. El salto al SSD NVMe de 256 GB y a los 16 GB de RAM marca la diferencia en la práctica. Los tiempos de arranque se reducen drásticamente, las operaciones de disco se aceleran y la experiencia de usuario se acerca a la de un PC tradicional, algo que no sucedía en los modelos previos.

El teclado añade valor más allá del simple factor estético. Su durabilidad, la posibilidad de sustituir keycaps y el control avanzado mediante firmware propio convierten al periférico en un elemento destacado. Unido a la compatibilidad con el ecosistema de software del Raspberry Pi 5, este dispositivo logra posicionarse como una opción válida para quienes buscan un ordenador compacto pero capaz de enfrentarse a las exigencias diarias de un entorno de escritorio.

Reflexiones finales

El Raspberry Pi 500+ representa un paso adelante en la estrategia de integrar diseño compacto y funcionalidad en un solo producto. Con memoria ampliada, almacenamiento rápido, teclado mecánico y un ecosistema software consolidado, puede satisfacer a estudiantes, profesionales que necesiten un segundo equipo ligero y entusiastas de la informática en general. No sustituirá a un ordenador de gama alta, pero sí cubre un abanico amplio de necesidades cotidianas con solvencia.

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