Un nuevo dispositivo del tipo “PC stick” ha salido al mercado, basado en el procesador Intel N150 Twin Lake y ofreciendo hasta 8 GB de RAM. Se trata de un ordenador con forma de dongle HDMI que se conecta directamente a un monitor o televisor y que incluye Windows 11 Pro de serie. Su formato ultracompacto lo convierte en una herramienta pensada para señalización digital, kioscos interactivos, puntos de venta o incluso para usuarios domésticos que busquen un PC muy discreto. Aunque el diseño sin ventilador y la conectividad Wi-Fi 6 son ventajas destacables, su precio se sitúa bastante por encima de muchos mini PCs equivalentes, lo que abre el debate sobre si la portabilidad extrema compensa la diferencia de coste.

Un vistazo al hardware del dispositivo

El Azulle Access Pro  es una evolución del modelo anterior con procesador Intel N100 y ahora incorpora el Intel N150 Twin Lake, un chip de bajo consumo que mejora ligeramente la frecuencia de CPU y GPU. Según explicó Liliputing en su análisis, el salto de generación no supone un cambio drástico, pero sí un refinamiento que permite una experiencia algo más fluida en navegación web y reproducción de vídeo.

El dispositivo mide unos 11,4 × 5,1 × 2 cm, un tamaño que lo hace prácticamente invisible si se coloca detrás de un televisor. A pesar de su tamaño reducido, cuenta con un puerto HDMI 2.0, un puerto USB-C, un USB-A, un lector microSD, salida de audio de 3,5 mm, un conector Ethernet Gigabit y entrada de alimentación de 12 V. Además, integra el módulo Intel AX201, que proporciona Wi-Fi 6 con velocidades teóricas de hasta 2,4 Gbps y Bluetooth 5.2, lo que asegura conexiones inalámbricas de baja latencia y gran estabilidad.

El PC stick se ofrece en dos configuraciones: una con 4 GB de LPDDR4 y 64 GB de almacenamiento eMMC, y otra con 8 GB de LPDDR5 y 128 GB de eMMC. La inclusión de memoria LPDDR5 en la versión superior supone un aumento en el ancho de banda, algo beneficioso en tareas multitarea, aunque el uso de eMMC limita el rendimiento en operaciones de disco frente a un SSD NVMe. En términos técnicos, la diferencia de velocidad puede ser significativa: un SSD NVMe suele superar los 2000 MB/s de lectura secuencial, mientras que el eMMC ronda entre 250 y 400 MB/s, lo que afecta a la fluidez al abrir aplicaciones pesadas o transferir archivos de gran tamaño.

Rendimiento práctico y coste frente a alternativas

En el terreno del rendimiento, el Intel N150 mantiene un TDP bajo que lo hace adecuado para un diseño fanless, pero eso también implica que bajo cargas sostenidas podría producirse thermal throttling. En tareas como reproducción de vídeo 4K a 60 fps o edición de documentos en la nube, el equipo se desenvuelve correctamente, pero en procesos más exigentes como compilación de software o edición de vídeo 1080p empieza a mostrar sus limitaciones.

Uno de los elementos clave en su propuesta de valor es que el precio se mantiene igual que en el modelo anterior con N100, como señaló Liliputing en su reportaje. Sin embargo, cuando se compara con mini PCs de características similares, la diferencia resulta evidente: un mini PC con CPU Intel N100 y SSD puede costar prácticamente la mitad y ofrecer mejor rendimiento en tareas de almacenamiento.

La justificación del sobrecoste recae en tres aspectos. Por un lado, el tamaño ultracompacto que permite ocultar el dispositivo detrás de una pantalla sin necesidad de cables adicionales. Por otro, la inclusión de una licencia completa de Windows 11 Pro, lo que evita un gasto adicional en software. Y, finalmente, la garantía de tres años ofrecida por Azulle, un factor que no es habitual en productos de bajo coste. La propia compañía subraya este valor añadido en su página oficial (azulle.com).

Si se mide el rendimiento en relación al coste, la ecuación no siempre favorece al stick. Un mini PC con un AMD Ryzen de bajo consumo o un Intel Core i3 de generación reciente ofrece entre dos y tres veces más capacidad de cálculo por un precio inferior. No obstante, esos equipos carecen de la misma compacidad y del diseño fanless completamente silencioso.

Enfoque en el dispositivo: usos, ventajas y limitaciones

El PC stick con Intel N150 y hasta 8 GB de RAM no pretende reemplazar un sobremesa tradicional, sino cubrir necesidades muy concretas. Su mayor virtud está en la facilidad de despliegue: basta conectarlo a un puerto HDMI y alimentar la unidad para disponer de un entorno Windows completo. Eso lo hace especialmente interesante en comercios que necesitan señalización digital, en aulas que requieren ordenadores discretos para proyectores o en espacios de oficina donde se valoran la estética y el silencio absoluto.

Entre sus ventajas destaca el hecho de ser completamente silencioso al carecer de ventilador, lo que evita distracciones en salas de reuniones o dormitorios. La portabilidad es otro punto clave: cabe en un bolsillo y se puede transportar de una pantalla a otra con total sencillez. También resulta valiosa la garantía extendida a tres años, un detalle que refuerza su fiabilidad en entornos profesionales.

Sus limitaciones, sin embargo, son claras. El almacenamiento eMMC se convierte en un cuello de botella en cuanto se necesitan operaciones de lectura y escritura intensivas. El rendimiento del procesador, aunque aceptable en tareas básicas, está lejos de lo que un usuario espera en actividades creativas o multitarea intensiva. Y el precio elevado respecto a mini PCs equivalentes genera dudas razonables en usuarios domésticos que buscan una solución económica.

La ausencia de posibilidades de expansión también es relevante: más allá de añadir una tarjeta microSD, no existe margen para aumentar almacenamiento interno ni cambiar componentes, lo que compromete la longevidad del dispositivo como inversión. Desde un punto de vista técnico, la disipación pasiva es adecuada para cargas ligeras, pero en ambientes cálidos o con aplicaciones intensivas puede obligar al procesador a reducir frecuencias para mantener temperaturas seguras, limitando el rendimiento sostenido.

Comparaciones con otras soluciones y contexto del mercado

El formato PC stick siempre ha sido un nicho en el mercado del hardware. Frente a los mini PCs tipo NUC o laos SBC como Raspberry Pi, la ventaja principal radica en la integración total en el puerto HDMI y la compatibilidad inmediata con Windows 11 Pro. No obstante, cuando se comparan precios y prestaciones, la balanza se inclina hacia soluciones más convencionales.

En el caso de un Raspberry Pi 5, por ejemplo, el coste es mucho menor y la eficiencia energética es muy alta, aunque la arquitectura ARM no ofrece el mismo ecosistema de software Windows. Un mini PC con Ryzen 5 o Core i3 puede duplicar o triplicar el rendimiento de este stick, pero sacrificando el tamaño mínimo y el funcionamiento fanless. La elección depende, por tanto, de la prioridad de cada usuario: rendimiento absoluto o máxima discreción y facilidad de instalación.

Como señaló FanlessTech en un informe técnico (fanlesstech.com), los diseños sin ventilador siguen siendo especialmente atractivos en sectores donde el ruido o el mantenimiento son factores críticos. El PC stick con Intel N150 se inserta en ese mismo segmento, donde la reducción de piezas móviles significa menos averías y mayor fiabilidad en escenarios de uso continuo como quioscos interactivos o sistemas de información en transporte público.

El contexto del mercado muestra que los PC sticks no buscan competir en volumen con los mini PCs de escritorio, sino en casos de uso muy específicos. Allí, un equipo que ofrezca estabilidad, un sistema operativo completo y conectividad moderna, aunque cueste más por unidad, puede ser más valioso que un mini PC convencional.

Reflexiones finales

El PC stick con Intel N150 Twin Lake y hasta 8 GB de RAM ofrece un conjunto equilibrado de ventajas y limitaciones. Sus puntos fuertes son evidentes: compacidad extrema, funcionamiento silencioso, Windows 11 Pro incluido y garantía superior a la media. Pero también lo son sus debilidades: almacenamiento más lento, potencia limitada y un coste difícil de justificar si el criterio principal es el rendimiento por euro invertido.

La decisión de compra depende del perfil del usuario. Para señalización digital, entornos educativos o proyectos empresariales donde el espacio y la sencillez son determinantes, puede ser una opción acertada. Para quienes buscan un ordenador barato y versátil, un mini PC tradicional resultará más lógico. En cualquier caso, este dispositivo muestra cómo la informática compacta sigue evolucionando hacia soluciones cada vez más discretas, integradas y silenciosas.

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