La Raspberry Pi Foundation ha dado un paso significativo con el lanzamiento del Raspberry Pi M.2 HAT+, un accesorio diseñado para la Raspberry Pi 5 que amplía sus capacidades de almacenamiento de forma directa y eficiente. Este módulo permite integrar unidades SSD NVMe en formato M.2, ofreciendo un rendimiento muy superior al de las tradicionales tarjetas microSD, que hasta ahora habían sido el estándar en la mayoría de las placas Pi. La novedad más interesante es que este HAT+ se conecta a través de la interfaz PCIe expuesta en la Raspberry Pi 5, aprovechando un carril PCIe Gen 2 y permitiendo así velocidades de transferencia muy superiores.

En un mercado donde los miniordenadores compiten cada vez más por ofrecer soluciones compactas pero potentes, este accesorio no solo amplía las posibilidades técnicas de la Pi 5, sino que también permite integrarlo dentro de la carcasa oficial, incluso con discos SSD en formato 2230. Según la página oficial de Raspberry Pi, la compatibilidad se centra en unidades NVMe PCIe y se ha dejado de lado el soporte a SATA, lo que confirma la apuesta por un estándar que se ha convertido en dominante en el mundo del almacenamiento moderno.

De las microSD al almacenamiento NVMe

Hasta la llegada del M.2 HAT+, el almacenamiento en Raspberry Pi estaba limitado principalmente a tarjetas microSD o, en el mejor de los casos, a discos externos mediante USB 3.0. Las tarjetas microSD han sido prácticas por su bajo coste y facilidad de uso, pero su rendimiento suele estar muy por debajo de lo que puede ofrecer un SSD moderno. Una tarjeta microSD de gama media alcanza tasas de lectura secuencial de unos 100 MB/s y escrituras de apenas 30-40 MB/s sostenidas, además de sufrir mayor degradación con el tiempo.

En cambio, los SSD NVMe, incluso los de formato compacto 2230, superan con creces estas cifras. Un modelo básico puede ofrecer lecturas secuenciales de 1.500 MB/s y escrituras de 1.000 MB/s, aunque la interfaz PCIe Gen 2 x1 de la Raspberry Pi 5 limitará el ancho de banda máximo a unos 500 MB/s efectivos. Aun así, esto representa un salto de entre cinco y diez veces frente al rendimiento típico de las microSD. Esta diferencia no solo se refleja en la velocidad de arranque del sistema operativo, sino también en la capacidad de manejar cargas de trabajo más pesadas, como bases de datos ligeras, servidores web con múltiples conexiones simultáneas o incluso aplicaciones de desarrollo que requieran acceso intensivo a disco.

El diseño del M.2 HAT+ y su integración en la RPi 5

El Raspberry Pi M.2 HAT+ se conecta directamente a la Raspberry Pi 5 mediante el conector PCIe FFC (flat flex cable) que la propia placa ya trae preparado. Su diseño cumple con el estándar HAT+, lo que garantiza compatibilidad mecánica y eléctrica con el ecosistema oficial de accesorios.

Existen dos variantes del accesorio, tal y como explica Liliputing. La primera es el M.2 HAT+ estándar, que admite diferentes formatos de SSD, desde 2230 hasta 2280, y que está pensado para montajes en los que no importe demasiado el espacio. La segunda es el M.2 HAT+ Compact, optimizado para el formato 2230 y diseñado para encajar dentro de la carcasa oficial de la Raspberry Pi 5, lo que permite disponer de un sistema cerrado, protegido y muy integrado sin necesidad de modificaciones externas.

El soporte oficial se centra exclusivamente en unidades NVMe PCIe, descartando de manera explícita la compatibilidad con SSD SATA, que utilizan un protocolo distinto. Este enfoque tiene sentido, ya que SATA se encuentra en claro retroceso frente a NVMe, y la interfaz PCIe de la Pi 5 está preparada para maximizar este tipo de conexión.

Rendimiento técnico esperado

Aunque la interfaz esté limitada a un único carril PCIe Gen 2, la mejora en el rendimiento es clara. Según pruebas preliminares recogidas por medios especializados como Tom’s Hardware, un SSD NVMe en una Pi 5 con M.2 HAT+ puede alcanzar velocidades sostenidas de entre 430 y 460 MB/s en lectura secuencial, frente a los aproximadamente 40 MB/s de escritura de una microSD avanzada.

A nivel técnico, esto abre la puerta a aplicaciones que antes no eran prácticas en una Raspberry Pi. La virtualización ligera mediante contenedores Docker se beneficia enormemente de estas cifras, especialmente al manejar volúmenes persistentes de datos. Los servidores de bases de datos como MariaDB o PostgreSQL reducen significativamente los tiempos de respuesta cuando operan sobre discos NVMe en lugar de microSD. También resulta posible abordar tareas de edición multimedia básica, donde la velocidad de lectura y escritura en el almacenamiento es crítica. En un escenario de servidor de archivos o NAS, la combinación de un SSD NVMe y la conectividad Gigabit Ethernet de la Raspberry Pi 5 permite un flujo de trabajo más fluido y menos limitado por cuellos de botella en el acceso al disco.

Un dato técnico relevante es que la latencia de acceso de un SSD NVMe ronda los 80-100 microsegundos, frente a los más de 500-800 microsegundos de una microSD. Esta diferencia puede parecer mínima en papel, pero se traduce en una mejora significativa al manejar grandes cantidades de operaciones de entrada y salida aleatorias, lo que se percibe en la agilidad general del sistema.

Compatibilidad y consumo energético

El consumo energético de los SSD NVMe es otro aspecto clave a considerar. Un SSD 2230 típico tiene un consumo en reposo de unos 50-100 mW, mientras que bajo carga puede alcanzar picos de entre 2 y 3 W. Esto es asumible dentro de las especificaciones de la Raspberry Pi 5, aunque puede requerir un sistema de refrigeración adecuado cuando se trabaje de forma intensiva.

El hecho de que el M.2 HAT+ Compact permita montar la unidad dentro de la carcasa oficial también implica que se ha tenido en cuenta la disipación térmica. La fundación ofrece además un sistema de ventilación activa opcional para garantizar que tanto la CPU de la Pi 5 como el SSD se mantengan dentro de límites seguros de temperatura. Este tipo de previsiones técnicas es fundamental porque el sobrecalentamiento de un SSD puede reducir su rendimiento sostenido mediante thermal throttling, algo que en un dispositivo de uso prolongado no resulta deseable.

Comparativa con otras opciones de almacenamiento

Hasta ahora, quienes buscaban más velocidad en una Raspberry Pi solían recurrir a SSD externos conectados por USB 3.0. Esta alternativa permitía velocidades cercanas a los 400 MB/s, pero siempre con la penalización añadida de ocupar un puerto USB y de introducir cierta latencia extra debido al controlador USB-SATA o USB-NVMe.

Con el M.2 HAT+, el acceso es directo al bus PCIe, reduciendo la latencia y liberando puertos USB para otros usos. Además, el hecho de que el almacenamiento quede integrado en la misma carcasa aporta mayor robustez frente a soluciones externas, minimizando la exposición a posibles fallos en cables o conectores. De este modo, puede decirse que la solución M.2 NVMe con conexión nativa es superior tanto a las microSD, que destacan por su bajo precio pero tienen un rendimiento pobre, como a los discos externos por USB, que aunque son más rápidos comprometen la integración del sistema.

Aplicaciones prácticas del M.2 HAT+

El potencial de este accesorio va más allá del simple almacenamiento. Un usuario doméstico puede transformar su Raspberry Pi en un pequeño servidor casero, ya sea para desplegar un sistema Nextcloud de almacenamiento personal o un servidor Plex para streaming de contenidos multimedia. También resulta atractivo para quienes buscan una estación de desarrollo portátil, ya que con un SSD NVMe la Pi 5 puede albergar proyectos de programación de gran tamaño, con compilaciones más rápidas y mayor fiabilidad en el acceso a los ficheros.

En el ámbito del Internet de las Cosas, disponer de almacenamiento rápido y fiable significa poder registrar grandes volúmenes de datos de sensores o cámaras en tiempo real, algo que con microSD resultaba más limitado. Asimismo, en aplicaciones de edge computing, donde los datos deben procesarse localmente antes de enviarse a la nube, contar con un soporte de almacenamiento de mayor velocidad y fiabilidad puede marcar la diferencia.

Reflexiones finales

El Raspberry Pi M.2 HAT+ representa una ampliación fundamental para la Raspberry Pi 5. Aunque la limitación del carril PCIe Gen 2 restringe el máximo teórico de velocidad, la mejora frente a microSD o incluso frente a SSD por USB es evidente. Para muchos usuarios, esta será la pieza que faltaba para poder usar la Raspberry Pi 5 no solo como una herramienta de aprendizaje o experimentación, sino como una plataforma estable y potente para aplicaciones reales.

La combinación de bajo coste, flexibilidad y almacenamiento NVMe integrado abre un abanico de posibilidades tanto en entornos domésticos como semiprofesionales. El ecosistema Raspberry Pi continúa evolucionando hacia soluciones más maduras, en las que el rendimiento empieza a estar a la altura de equipos más grandes, sin perder su carácter compacto y accesible.

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