El Beelink ME Mini es un mini PC / NAS cuya característica más llamativa es su capacidad para soportar seis unidades NVMe M.2 2280, algo muy poco habitual en dispositivos de este tamaño. Con unas dimensiones de 99 × 99 × 99 mm, incorpora procesador Intel N150, dos puertos Ethernet de 2,5 Gb, WiFi 6, 12 GB de RAM LPDDR5 y opciones que parten de los 209 dólares. En la práctica, permite configuraciones de almacenamiento de gran densidad con gran eficiencia energética, buen diseño térmico y excelentes velocidades dentro de lo que permite su hardware. Aun así, tiene limitaciones claras cuando se le exige esfuerzo intensivo, como máquinas virtuales o muchos contenedores simultáneos.
Estructura física y refrigeración
El ME Mini presenta una carcasa cúbica, con un acabado en plástico de cantos redondeados que transmite cierta robustez a pesar de sus reducidas dimensiones. Está disponible en tres colores, blanco nácar, gris oscuro y azul turquesa, lo que da un aire menos industrial y más cercano al entorno doméstico. La cubierta superior puede retirarse con facilidad tras soltar unos tornillos ocultos bajo pequeñas tapas de goma, lo que deja al descubierto las seis ranuras NVMe 2280. Según las pruebas realizadas, el diseño térmico es otro de los puntos fuertes del equipo. En su interior, un disipador central en contacto con un núcleo metálico se conecta a un ventilador de 60 milímetros situado bajo la tapa superior. El flujo de aire se comporta como una chimenea inversa: el aire fresco entra por la parte superior y es expulsado por los laterales y la base, ayudando a mantener las temperaturas bajo control incluso con varias unidades NVMe funcionando a pleno rendimiento. Cada módulo cuenta además con un pad térmico que transfiere el calor del controlador al disipador, lo que evita la pérdida de rendimiento por sobrecalentamiento.
Hardware: capacidad, rendimiento y limitaciones
La característica estrella son sus seis ranuras para SSD NVMe, todas ellas compatibles con la interfaz PCIe 3.0. Cinco de las ranuras funcionan con un único carril PCIe, lo que limita las velocidades de transferencia a algo menos de 900 MB/s en pruebas de lectura y escritura. La sexta ranura, en cambio, dispone de dos carriles y permite superar los 1.700 MB/s en ambas direcciones con discos de última generación. En comparación, el almacenamiento eMMC de 64 GB integrado ofrece un rendimiento muy inferior, rondando los 310 MB/s en lectura y poco más de 220 MB/s en escritura, lo que evidencia que su uso está más orientado al sistema operativo o a instalaciones ligeras que a un almacenamiento intensivo.
El procesador elegido es un Intel N150, con cuatro núcleos de bajo consumo y un TDP real cercano a los 6 vatios. Aunque no cuenta con hyper-threading, incluye una GPU integrada de 24 unidades de ejecución capaz de reproducir contenido 4K a 60 Hz y de decodificar por hardware los principales códecs de vídeo. La memoria está soldada a la placa y asciende a 12 GB de LPDDR5, funcionando a 4.800 MT/s, aunque el módulo admite hasta 6.400 MT/s. Intel especifica oficialmente un máximo de 16 GB para este chip, pero algunos fabricantes han demostrado que puede manejar hasta 32 GB en configuraciones concretas (Intel Datasheet). En cuanto a la conectividad, el dispositivo incluye dos puertos Ethernet de 2,5 GbE, conexión WiFi 6, Bluetooth 5.2 y un buen número de puertos USB 3.2 Gen2, tanto tipo A como tipo C, situados en el frontal y en la parte trasera del chasis.
Rendimiento real como NAS
En condiciones de uso real, el cuello de botella se encuentra en las interfaces de red. Los dos puertos de 2,5 Gb alcanzan en pruebas con iperf3 velocidades cercanas a 2,35 Gbps, lo que se traduce en unos 294 MB/s en la práctica. Este dato encaja con los resultados de las transferencias remotas de archivos, que rondan los 300 MB/s en lectura y los 250 MB/s en escritura. Dicho de otro modo, aunque los SSD NVMe instalados sean capaces de alcanzar varios gigabytes por segundo en operaciones locales, el acceso desde otro dispositivo de la red quedará limitado por la capacidad de los puertos Ethernet .
A nivel interno, sin embargo, las cifras son muy superiores. Con seis unidades NVMe Gen4 configuradas en RAIDZ1 bajo ZFS, el sistema fue capaz de superar los 3.000 MB/s en lectura secuencial. En escritura, la cifra bajó a unos 800 o 900 MB/s, dependiendo de la configuración de paridad y del tipo de RAID utilizado. Estas diferencias ponen de manifiesto que el dispositivo tiene potencial para tareas locales o para quienes lo utilicen como servidor de aplicaciones, aunque los usuarios que dependan principalmente de la red no podrán sacar todo el partido a esa velocidad interna.
Enfoque en el producto principal: Beelink ME Mini
El Beelink ME Mini está claramente diseñado para quienes buscan un NAS compacto con gran capacidad de almacenamiento. Con sus 99 milímetros de lado, encaja en la palma de la mano y resulta discreto en cualquier entorno, desde un despacho hasta una estantería en el salón. La posibilidad de instalar seis unidades NVMe lo convierte en una opción con la que es posible alcanzar los 24 TB brutos utilizando SSD de 4 TB, aunque evidentemente esta cifra puede crecer a medida que el mercado ofrezca discos de mayor capacidad.
El procesador N150 responde sin problemas a tareas como copias de seguridad, transmisión de vídeo en alta definición o gestión de contenedores ligeros, pero no está pensado para ejecutar máquinas virtuales pesadas ni para trabajos de edición profesional. Su límite de potencia de 15 W deja claro que el objetivo es mantener el consumo bajo control más que ofrecer potencia bruta. Este enfoque se traduce en un consumo muy ajustado en comparación con un NAS tradicional basado en discos mecánicos, y también en una notable reducción del ruido, ya que no hay partes móviles más allá del ventilador de refrigeración.
Conviene recordar que llenar las seis ranuras NVMe puede resultar costoso, ya que el precio por gigabyte de los SSD sigue siendo más elevado que el de los discos duros mecánicos. Sin embargo, el beneficio en densidad, en reducción de vibraciones y en velocidad compensa para muchos usuarios, especialmente aquellos que valoran un acceso rápido a sus datos o un almacenamiento totalmente silencioso.
Ventajas y desventajas
El ME Mini sobresale por la densidad de almacenamiento que ofrece en un formato tan compacto, su diseño de refrigeración eficiente y la conectividad moderna con puertos de red de 2,5 GbE. También resulta atractivo que se ofrezca con licencia de Windows incluida en algunas configuraciones. Como contrapartida, la memoria está soldada y no puede ampliarse, el procesador se queda corto en cargas pesadas y el rendimiento remoto queda limitado por la red. El precio final de un sistema completamente equipado con seis NVMe de alta capacidad puede ser elevado, pero en usos donde prima la velocidad y la fiabilidad de los SSD, la inversión puede tener sentido.
Comparativas y referencias
El Beelink ME Mini se diferencia de otros dispositivos como el GMK NucBox G9, el Maiyunda M1S o el TerraMaster F4 SSD, que suelen quedarse en cuatro ranuras NVMe, mientras que aquí se alcanzan seis. Este detalle puede ser determinante para quienes necesitan más capacidad o quieren experimentar con configuraciones RAID más complejas. En términos de rendimiento, al compararlo con otros mini PCs que integran el procesador Intel N100, se observa que el N150 queda por detrás en pruebas multinúcleo, algo que puede explicarse por los límites de potencia fijados en la plataforma. Pese a ello, cumple bien su función como NAS doméstico o de pequeña oficina.
En el apartado de almacenamiento, conviene mencionar que el rendimiento real depende también de la calidad de las unidades elegidas. Un modelo como el Crucial P3 Plus es capaz de alcanzar 5.000 MB/s de lectura y 4.200 MB/s de escritura en condiciones óptimas (Crucial), cifras que se ven claramente recortadas en el Beelink ME Mini debido a la limitación de carriles PCIe, pero que ilustran el potencial de estos discos fuera del entorno de red.
Reflexiones adicionales
El Beelink ME Mini plantea una solución atractiva para quienes buscan un dispositivo de bajo consumo, silencioso y compacto, pero con un almacenamiento muy superior al de otros mini PCs del mercado. El diseño de seis ranuras NVMe lo convierte en un producto único dentro de su segmento, aunque es fundamental tener presente las limitaciones de la red y del procesador. A la hora de elegir el sistema de archivos y la configuración de RAID, opciones como ZFS permiten aprovechar mejor la redundancia y la integridad de datos, pero también exigen más memoria y conocimientos de administración. Alternativas como ext4 o Storage Spaces en Windows son más simples, aunque sacrifican funciones avanzadas.
En definitiva, se trata de un equipo que puede dar mucho juego en un entorno doméstico avanzado o en pequeñas oficinas que requieran velocidad y flexibilidad en el almacenamiento, siempre que se ajuste bien a las expectativas y se asuma que no está diseñado para cargas empresariales intensivas.
