Un nuevo balón de baloncesto equipado con sensores avanzados está redefiniendo la manera de recopilar datos sobre el juego. Fabricado por Sport IQ e integrado por Wilson en el balón oficial TF DNA, incorpora un sensor en la válvula que mide parámetros como el arco del tiro, la velocidad, la rotación y el tiempo de liberación, todo sin alterar la sensación tradicional del balón.

Durante la Liga de Verano NBA de 2025 en Las Vegas, aproximadamente la mitad de los partidos se disputaron con esta tecnología en pruebas a ciegas, y los jugadores no reportaron cambios en el comportamiento del balón. En este artículo exploramos cómo funciona este balón inteligente, su potencial para mejorar el arbitraje y el análisis de rendimiento, así como sus implicaciones para la liga, los jugadores y los aficionados.

Tecnología integrada: cómo funciona el balón conectado

El corazón del sistema es un sensor ultraligero situado en el vástago de la válvula del balón, lo que le permite registrar métricas avanzadas sin añadir peso perceptible. Se recopilan datos como el arco del tiro, la rotación, la velocidad y el tiempo desde que el jugador sujeta hasta que dispara. Gracias a esta colocación estratégica, el balón mantiene su tacto y rebote habituales, lo que lo hace prácticamente indistinguible de un modelo tradicional.

Estas métricas se transmiten en tiempo real a una red de sensores externos ubicados en la cancha, capaces de procesar hasta 192 parámetros por tiro según Sport IQ. El sistema permite evaluar la calidad del lanzamiento y analizar patrones de tiro con precisión científica, algo muy valioso tanto para entrenadores como para sistemas de arbitraje automatizados.

Pruebas reales en la Liga de Verano y aceptación en la NBA

Entre el 10 y el 20 de julio de 2025, cerca del 50 % de los partidos de la NBA Summer League en Las Vegas se disputaron usando este balón conectado en condiciones de prueba a ciegas. Tras unos 58 partidos evaluados y 550 encuestas a jugadores, no se registraron quejas sobre la sensación ni cambios en el juego.. Duncan Robinson, uno de los veteranos encuestados, afirmó que el balón se comporta como un Wilson tradicional y que ha usado versiones anteriores de este sistema durante años,

Actualmente la NBA está contemplando extender las pruebas en la G League y volver a testarlo durante una temporada completa, aunque necesitará también la aprobación del sindicato de jugadores para su uso oficial. En pruebas anteriores (en 2019), balones conectados pesaban más y alteraban la jugabilidad, pero estos modelos recientes resuelven esos inconvenientes gracias a un diseño mucho más ligero y refinado.

Aplicaciones posibles: análisis, arbitraje y marketing deportivo

La implementación de este balón inteligente abre múltiples posibilidades. En cuanto al arbitraje, podría facilitar la resolución de disputas como contacto, posesión o tiros legítimos, con datos objetivos que respalden decisiones rápidas. En términos de análisis, entrenadores y analistas podrían contar con visualizaciones detalladas del estilo de tiro individual o del equipo en tiempo real.

Además, esta información puede mejorar las retransmisiones televisivas y hacer que la experiencia de los espectadores sea más emocionante, al mostrar datos detallados sobre cada lanzamiento, como la altura, la velocidad o el ángulo del tiro, algo que hasta ahora no era posible observar en tiempo real. Por otro lado, la recopilación de datos podría servir para entrenamiento personalizado, simulaciones y tornar el juego más gamificado y dinámico desde el punto de vista digital.

Desafíos, aceptación y límites de su uso

A pesar de su potencial, quedan cuestiones por resolver. La aprobación del sindicato de jugadores es esencial: cualquier percepción de cambio en la jugabilidad puede dificultar su adopciónEl sistema también requiere infraestructura técnica en todas las canchas, tanto para recopilar datos como para procesarlos en tiempo real.

Además, es necesario garantizar la privacidad y el uso ético de los datos individuales de rendimiento de jugadores, así como definir claramente los derechos de uso y explotación de esa información. Si bien la tecnología es prometedora, el éxito dependerá de su integración sensible con el juego real, la retroalimentación de atletas profesionales y el respaldo institucional de la liga y sus jugadores.

Conclusión

El balón inteligente de Sport IQ y Wilson supone un nuevo paradigma en el baloncesto profesional: un dispositivo capaz de transformar la recopilación de métricas sin alterar la experiencia del juego. Las pruebas en la Summer League de 2025 demostraron su viabilidad técnica y aceptación entre los jugadores, abriendo el camino hacia posibles usos en arbitraje, coaching avanzado y entretenimiento interactivo. Aún quedan desafíos legales, técnicos y de competencia colectiva, pero es plausible que la NBA adopte pronto este balón conectado en partidos oficiales. La era del baloncesto cuantificado en cada tiro está más cerca de lo que imaginamos.

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