La nueva cámara Nikon ZR representa un punto de inflexión para quienes buscan calidad cinematográfica sin complicarse con equipos voluminosos. Con sensor full-frame de 24,5 MP, grabación interna RAW hasta 6 K a 60 fps, estabilización en el cuerpo, audio interno de 32 bits y todo el poder del códec RED —incluyendo su reconocida ciencia del color y flujo de trabajo profesional— la ZR combina potencia técnica con ergonomía. Su pantalla abatible de 4 pulgadas, cuerpo ligero (aprox. 540 g) y compatibilidad con objetivos Z o adaptadores para F la convierten en una opción muy atractiva tanto para cineastas como creadores de contenido que buscan flexibilidad y calidad.
Una cámara con ADN de cine
La Nikon ZR ha sido diseñada desde cero como cámara de vídeo, no como una cámara híbrida de fotografía. Su sensor CMOS de fotograma completo de 24,5 MP ofrece un rango dinámico muy amplio; Nikon declara más de 15 pasos de rango dinámico nativo, lo que se traduce en gran capacidad para conservar detalles tanto en luces altas como en sombras, algo esencial en rodajes con contrastes marcados.
En cuanto a grabación, la ZR permite capturar vídeo RAW hasta 6 K/60p usando el códec R3D NE —una variante del formato RAW de RED diseñada específicamente para esta cámara— lo que proporciona un grano de imagen limpio, latitud de exposición y un perfil de color con la misma filosofía que las cámaras RED profesionales.
Pero la cámara no se limita al RAW. También soporta otros formatos de vídeo profesional como N-RAW, ProRes / ProRes RAW o H.265, con posibilidad de grabar en Full HD hasta 240 fps, ofreciendo flexibilidad según el tipo de producción: desde cortometrajes hasta contenido para redes.
Ergonomía, usabilidad y limitaciones
La ZR pesa unos 540 gramos (solo cuerpo), lo que la convierte en una de las cámaras de cine full-frame más ligeras disponibles. Su diseño se inclina hacia una filosofía modular: aunque carece de visor electrónico, incorpora una pantalla abatible de 4 pulgadas, muy luminosa (1000 nits) y con alta resolución (3.07 millones de puntos), lo que facilita la composición y el control en distintos tipos de rodaje, incluso en exteriores y con luz intensa.
En cuanto al control, aunque no está saturada de diales, incluye dos mandos de exposición (para apertura y obturación), un joystick para el autofoco, interruptor de foto/video, dos botones de grabación, un selector de encendido y cinco botones personalizables. Esto permite combinar automatismos con ajustes manuales según el estilo de trabajo.
No obstante, hay compromisos. La ZR carece de visor electrónico (EVF), lo que para muchos cineastas profesionales puede ser una limitación en rodajes exigentes. Además, el cuerpo solo tiene una rosca de 1/4-inch inferior —lo que limita el rigging profesional— y un único slot CFexpress tipo B (más otro microSD) para almacenamiento, lo que reduce las opciones de backup de grabación en situaciones de alto nivel.
La autonomía tampoco destaca: con la batería estándar (EN-EL15c), la cámara permite unos 90 minutos de grabación en HD, o unas 390 fotos según el estándar CIPA —suficiente para escenas cortas o rodajes con baterías de repuesto, pero limitada para proyectos largos.
Qué aporta la ZR en el workflow profesional
El elemento central de la ZR es la incorporación del códec R3D NE de RED —lo que significa que los cineastas obtienen, mediante un equipo compacto y bastante más asequible que una cámara RED trad
El sensor con dual ISO (800/6400) y rango dinámico amplio le permite rendir en entornos con iluminación cambiante, manteniendo calidad, detalle y bajo ruido. nikon.es+1
La estabilización de imagen en el cuerpo (IBIS de 5 ejes) ayuda a reducir la vibración en movimientos fluidos sin necesidad de gimbal en muchas situaciones, lo que agiliza el rodaje.
También la grabación interna de audio en 32 bits flotantes es un plus: muchos equipos profesionales requieren grabadoras externas para conseguir esa gama de dinámica, pero la ZR lo incluye, permitiendo capturar diálogos o sonido ambiente con margen amplio sin saturación.
Reflexiones sobre su posicionamiento
La Nikon ZR representa una apuesta clara: ofrecer un nivel “cine” realista con un equipo compacto, ligero y relativamente asequible. Para creadores, realizadores independientes, productores de contenido, videógrafos o pequeñas productoras, puede ser una plataforma excelente, sobre todo si no se requiere el ecosistema completo de cámaras de cine de alto presupuesto.
Su relación calidad/precio es quizá lo que más llama la atención: cámaras con capacidades similares (RAW, rango dinámico alto, flexibilidad de montaje) suelen costar considerablemente más. Esto democratiza el acceso a producción audiovisual con apariencia profesional. Al mismo tiempo, sus limitaciones (autonomía, respaldo de grabaciones, falta de EVF, rigging básico) indican que no sustituirá a kits profesionales en entornos de máxima exigencia, pero puede servir perfectamente como equipo principal o secundario (B-cam).
Además, su compatibilidad con lentes Z, y mediante adaptador con las antiguas lentes F, abre la puerta a una gran variedad de ópticas — algo clave para quienes ya poseen objetivos de sistemas anteriores.
Reflexiones finales
La Nikon ZR es una herramienta versátil y moderna. Su sensor full-frame, rango dinámico amplio, codecs profesionales, estabilización, grabación de audio avanzada y facilidad de uso la convierten en una cámara que puede servir desde para un cortometraje hasta un proyecto documental o contenido online de alto nivel.
Si estás pensando en dar el salto al vídeo con ambición profesional (o semiprofesional), la ZR merece consideración. Mi recomendación sería evaluarla dentro del contexto del tipo de producciones que haces: si trabajas en rodajes largos o necesitas redundancia de grabación, quizá sea necesario combinarla con equipos complementarios; pero para flexibilidad, calidad de imagen y ligereza, su valor es difícil de superar.
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