Este artículo explora un nuevo descubrimiento que desvela cómo el manto de Marte conserva fragmentos de su formación primigenia, como si fuese un archivo geológico congelado. Gracias a los datos sísmicos enviados por la misión InSight, los investigadores del Imperial College London han detectado fragmentos pétreos de hasta 4 km de diámetro, supervivientes de colisiones catastróficas hace unos 4 500 millones de años. Este hallazgo arroja luz sobre los procesos físicos internos del planeta rojo, muestra cómo su corteza rígida ha preservado esa heterogeneidad y permite plantear hipótesis sobre su evolución geodinámica comparativa con la Tierra.
El manto marciano: un mosaico antiguo
La investigación demuestra que Marte no dispone de un manto liso y estratificado, sino que contiene fragmentos angulares de hasta 4 km de ancho que datan de su época de formación. Utilizando ocho eventos sísmicos bien definidos, entre ellos dos impactos recientes que formaron cráteres de unos 150 m de diámetro, los científicos analizaron la dispersión de las ondas sísmicas. Se observó que las componentes de alta frecuencia tardaban más en alcanzar los sensores del lander InSight, un retraso que se interpreta como señal de interferencias causadas por heterogeneidades internas. Esta evidencia es compatible con la idea de un manto compuesto por “pedazos” de material de diferente origen en lugar de una estructura homogénea.
En términos técnicos, la escala de estos fragmentos resulta sorprendente: algunos alcanzan los cuatro kilómetros de diámetro, aunque existe una distribución que también incluye cuerpos más pequeños. Esa dispersión sigue un patrón fractal, análogo al que se produce cuando materiales como el vidrio se rompen bajo un impacto energético. La identificación se basó en datos de ocho quakes claramente definidos y dos impactos que dieron lugar a cráteres de unos 150 m de anchura, lo que ofrece una base empírica sólida. Otro aspecto relevante es que el manto marciano, a diferencia del terrestre, carece de tectónica de placas. Esa ausencia de dinámica interna favorece que estas estructuras fósiles hayan podido preservarse durante miles de millones de años.
Fragmentos preservados en el manto marciano
El núcleo del hallazgo es el descubrimiento de estos fragmentos preservados en el manto de Marte. No se trata de un producto comercial, sino de un objeto científico de enorme interés: fragmentos sólidos de hasta 4 km dispersos en un manto rígido que funciona como cápsula del tiempo. La importancia de este producto geológico radica en que ofrece un acceso indirecto a los procesos de formación planetaria, al haber sobrevivido intacto durante unos 4 500 millones de años. En la práctica, se convierte en una ventana única hacia el pasado más violento del planeta rojo y en una prueba de que los impactos masivos que moldearon los mundos rocosos dejaron cicatrices perdurables en su interior.
Reflexiones adicionales
Este descubrimiento plantea varias líneas de reflexión. En primer lugar, permite establecer comparaciones con la Tierra, donde la tectónica de placas ha borrado cualquier huella semejante. En Marte, en cambio, la inmovilidad de la litosfera ha permitido conservar un archivo geológico prácticamente intacto. En segundo lugar, abre la posibilidad de reconsiderar la evolución de otros cuerpos como Venus o Mercurio, también carentes de tectónica activa, y que podrían conservar estructuras similares bajo su superficie. Y en tercer lugar, demuestra la potencia de los métodos geofísicos basados en ondas sísmicas de alta frecuencia, capaces de detectar heterogeneidades con escala que va desde la decimétrica hasta la kilométrica. La sensibilidad temporal alcanzada en el análisis, con diferencias de llegada de las ondas del orden de milisegundos, refleja un grado de precisión instrumental notable.
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