Envío

Recibir la nueva cámara de SonOff parecía, en teoría, un trámite sencillo. Pero claro, eso fue antes de que las vacaciones decidieran convertirlo en una comedia de enredos. Como buenos organizados (o eso creíamos), avisamos con tiempo para que el paquete llegara a la casa del pueblo, donde solemos refugiarnos del mundanal ruido y donde tenemos una bonita piscina yl Wi-Fi decente. Pero algo falló. Quizás fue el algoritmo, quizás fue el karma, o quizás simplemente el repartidor pensó: “¿Pueblo manchego? ¿Quién quiere ir a la Mancha, manhega en Agosto?”

Total, que la cámara acabó en la dirección habitual, esa que en verano queda tan vacía como la nevera el día antes de volver del pueblo. Y ahí empezó nuestra pequeña misión imposible: recuperar el paquete sin perder la paciencia ni el sentido del humor. Tras llamadas, gestiones y algún que otro suspiro dramático, conseguimos que la cámara llegara sana y salva al pueblo. Eso sí, sin banda sonora épica, pero con muchas ganas de probarla… y de escribir este post para desahogarnos.


Como viene siendo habitual últimamente,lagente de SonOff envolvió su producto perfectamente por lo que, a pesar de los viajecitos de aquí para allá todo llegó sin problema alguno.

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